El absentismo laboral es una práctica que durante 2015 ha supuesto unos costes directos de 5.132 millones de euros a la Seguridad Social por prestaciones económicas y de 3.857 millones de euros a las empresas por el abono de la prestación económica en los primeros días de baja.
La importancia de este fenómeno ha llevado a la empresa de recursos humanos Adecco a publicar por quinto año consecutivo su informe sobre absentismo, realizado en colaboración con el IESE, Garrigues, AMAIT, FREMAP, la Universidad Carlos III de Madrid y el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
La tasa de absentismo se define como el porcentaje de las horas no trabajadas (sin contar vacaciones, festivos ni horas perdidas debido a expedientes de regulación de empleo) respecto a la jornada pactada efectiva. Para el cómputo, en este trabajo se han empleado datos sobre horas trabajadas y no trabajadas procedentes de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL) del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Tras aumentar entre los años 2000 y 2007, se estabilizó y redujo ligeramente entre 2008 y 2011, produciéndose una bajada más profunda en 2012 y 2013. En 2014 se produjo un leve repunte, por primera vez en seis años, que se agudizó durante el 2015 hasta llegar a casi el cinco por ciento. Niveles todavía por encima de los que se registraron en los años 2000 y 2001.
El factor determinante de la tasa de absentismo resulta ser el número de horas no trabajadas por Incapacidad Temporal. Asimismo, se observa en el periodo analizado, 2000-2014, una reducción gradual del número de horas pactadas por trabajador y año que, según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral, fueron 1.795 en 2014, mientras que 2015 es el primer año en el que no se reducen las horas.