Los tatuajes y el verano, dos variables incompatibles
Al igual que el lienzo de un artista, la piel debe estar en perfectas condiciones para ser tatuada, de lo contrario el diseño y la cura del mismo pueden verse dificultadas. Los especialistas recomiendan el invierno para tatuarse y aconsejan evitar el verano siempre y cuando sea posible. En caso de que la situación no lo permita deben llevarse a cabo una serie de cuidados especiales.
El sol y las altas temperaturas: No se puede olvidar que el tatuaje es una cicatriz que debe curarse por completo para que pueda verse bonito y sano. Una elevada exposición al sol puede dañar la piel y en especial la zona tatuada. No deja de ser piel sin cicatrizar. Las altas temperaturas producen un mayor nivel de sudoración. El sudor tiene gran cantidad de sodio que no es para nada beneficioso.
El mar y la piscina: Es indudable que lo que más apetece en este periodo es refrescarse dándose un chapuzón. Pues bien, según recomiendan los expertos, “es muy importante evitar la humedad, y el agua salada. Estos dos factores pueden dañar el tatuaje y que el dibujo se vea afectado”.
La ropa ajustada y los tonos claros: Al igual que otras estaciones, la moda también se adapta al verano. Se tiende a llevar ropa más ajustada y de tonos claros. Si tienes un tatuaje reciente los tatuadores recomiendan, “llevar prendas sueltas y de colores oscuros que protejan la piel del sol”. Si no seguimos estas recomendaciones, al llevar ropa ajustada se producirá más cantidad de sudor y los colores claros permitirán que los rayos penetren con más fuerza y afecten a la piel.
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