Más de 60.000 hectáreas arrasadas por el fuego durante este verano en la provincia de Zamora. Pastos calcinados, casas derrumbadas y multitud de personas que han perdido todo, e incluso, en algunos casos, la vida. Además de los propios vecinos, que arriesgaban su vida para defender sus pueblos, si los daños a pueblos y personas no fueron mayores, fue por la actuación clave de los servicios de emergencia, entre ellos, la Guardia Civil.
La teniente Isabel García es una de las mejores conocedoras de los entresijos de los operativos que la Guardia Civil ha tenido que llevar a cabo en el verano en el que la provincia ha sufrido unas catástrofes sin precedentes. El miedo en los ojos de los desalojados, y en los de sus propios compañeros que arriesgaban su vida para salvar la de los demás, formaba parte del día a día en la vida de esta Guardia Civil. Por ello trabaja a diario, investigando de forma preventiva, para que situaciones como las que se han vivido, nunca se repitan.
La provincia de Zamora ha sido víctima de sus peores incendios durante este verano ¿Cómo se ha vivido desde el cuerpo?
La verdad es que ha sido una situación extraordinaria. A nivel policial hemos adquirido un fuerte compromiso, porque nuestra principal premisa es dar servicio al ciudadano. En una situación con dos grandes incendios forestales, lo prioritario era salvaguardar la vida de las personas y minimizar los daños en la medida de lo posible.
Ha sido una situación extraordinaria para todos, a grandes rasgos, ¿cuáles son las claves del operativo desplegado ante desastres de este calibre?
Nosotros establecemos operativos preventivos todo el año, para esta materia y para otras. Sí que es cierto que se potencian de manera sistemática la prevención en incendios forestales durante las épocas con mayor incidencia. Solemos diferenciar dos situaciones: las normales, que sería un incendio de características normales; y lo que nosotros denominamos “grandes incendios forestales”, como han sido estos, que han superado ese rango de normalidad por la extensión, la gente desalojada, la duración y la intensidad del propio incendio.
¿Cómo es la actuación en los casos en los que se supera ese rango de normalidad?
En estos grandes incendios forestales nosotros reforzamos de manera automática el operativo de incendios, con todos nuestros efectivos posibles. Hay que tener en cuenta que en estos casos se constituye un Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI), un Puesto de Mando Avanzado, y en relación con eso nosotros nos adaptamos. Mucha gente por el código deontológico que tiene la Guardia Civil, de manera voluntaria se ha incorporado a los operativos de paisano, en coches oficiales. Toda la disponibilidad de medios personales y materiales se han puesto a disposición de los incendios.
¿Cómo se marca la diferenciación entre un incendio normal y un ‘gran incendio forestal’?
Un gran incendio forestal se considera a partir de 500 hectáreas o si se alcanza el nivel 2. En el momento que se constituye el CECOPI e, independientemente de eso, se puede constituir antes un Puesto de Mando Avanzado ubicado en el terreno. Cuando se constituye el CECOPI, ellos son los que tienen que adoptar determinadas decisiones como es el desalojo de localidades o el corte de vías y comunicaciones.
Una de las labores que han sido más visibles para el ciudadano ha sido el desalojo de las localidades amenazadas, ¿Cómo se vivieron esos momentos?
Ha habido una gran diferencia entre el primer incendio forestal, que fue el 15 de junio, al segundo que fue el del 17 de julio. En el primer caso, la gente reaccionó de una manera más activa. Por ejemplo, estaba más dispuesta a desalojar. En el segundo, nos encontramos en situaciones donde la gente, teniendo en cuenta lo que había pasado no solo en Zamora, sino en muchos otros puntos de nuestra geografía, tenía miedo de perder sus casas, sus explotaciones, sus naves… Nos ha costado mucho más convencer a la gente de salir de sus casas.
La defensa del ciudadano por parte del cuerpo va implícita en el cargo, ¿se vivieron momentos de riesgo o temor dentro del cuerpo durante este verano?
Sí, sí. En estos casos, a veces los propios profesionales no somos conscientes de ese peligro inminente, incluso para la vida de los propios agentes. Sí que se vivieron momentos de ese riesgo, como fue en la localidad de Villar de Farfón, donde compañeros míos se quedaron encerrados rescatando algunas personas. Porque hubo casos de gente que se les instó a desalojar en varias ocasiones y luego llamaban a los Servicios de Emergencia para ser desalojados, con el consiguiente riesgo que supone para ese conjunto de profesionales que intervienen en el rescate
Es sabido que muchos habitantes se negaban a abandonar sus domicilios ¿Ha sido quizá la parte más difícil?
Ten en cuenta que la premisa que tiene la Guardia Civil es preservar la vida de las personas. Ha habido situaciones en la que nos ha costado desalojar, aunque la gente también intenta ser comprensiva, en la medida de lo posible. Entiende que nosotros tenemos que hacer nuestra labor, que es preservar su vida. Yo también entiendo a esa gente que ve en riesgo su casa, su granja, su explotación, su medio de vida. También ha habido situaciones en las que la gente no ha querido desalojar, entonces también de alguna manera se les ha instado a que tuvieran cuidado, porque no es tan simple como “echar una manguera y listo”, hay fuegos muy peligrosos. La gente tiene que entender que cuando se toman medidas de este tipo no es por capricho.
Tras los peores momentos del incendio, la Guardia Civil juega un papel clave para la resolución de las causas ¿Cómo se desarrolla esta investigación?
Nosotros hacemos una investigación de causas, siempre procurando determinar dónde y por qué se ha originado ese incendio. En el momento en el que determinamos que efectivamente hay una intencionalidad detrás, hacemos una investigación propiamente policial hasta llegar, si se puede, a una detención. De hecho, de todos los incendios que hemos tenido este año en Zamora, hemos hecho dos detenciones y 12 investigados. En Castilla y León ha habido 27 investigados y se han hecho seis detenciones.
¿Cómo es posible discernir si un incendio ha sido provocado o no?
Como en un escenario de cualquier delito, nosotros delimitamos el área de inicio y buscamos los vestigios. Buscamos si hay algún artefacto incendiario, si han echado gasolina y, a fin de cuentas, si está la mano del hombre detrás. Cuando se determina si es por causas naturales, también hay unos vestigios y cada fuego afecta al medio de una manera. El Seprona está constantemente formándose en la prueba técnica y en la prueba personal y empezamos por ahí. En el momento que sabemos que es intencionado, vamos a la investigación propiamente.
¿Qué motivaciones pueden subyacer para provocar un incendio?
Intereses de todo tipo. Puede ser para limpiar un terreno, para regeneración de pasto, para intereses de caza o está también la figura del pirómano, que son personas que están enfermas. Estos últimos queman sin ninguna motivación más que por el hecho de ver quemar. Son intereses muy diversos. Por eso yo apelo a la responsabilidad cívica y colectiva, porque esto es una responsabilidad de todos.
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