Aunque ya desde hace varios días la actualidad política se centra en analizar lo que podría suceder el próximo 20 de diciembre, la campaña electoral no comienza como tal hasta esta noche. La pega de carteles se iniciará a medianoche y supondrá, como es tradición, el pistoletazo de salida de dos semanas frenéticas, reservadas para que los partidos puedan solicitar abiertamente el voto.
La lucha se libra a nivel nacional, más allá de que los escaños se repartan por distritos provinciales. Por ello, lo que hagan y digan Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera o Garzón durante la campaña tendrá efecto sobre todo el territorio y condicionará, para bien o para mal, las posibilidades de los líderes locales en las urnas. En Zamora, tan solo tres candidatos podrán convertirse, tras el 20 de diciembre, en diputados nacionales y la situación no está nada clara.
Como es habitual por estos lares, el Partido Popular parte como claro favorito. La formación de centro-derecha ha obtenido dos de los tres diputados por Zamora en todas y cada una de las Eleccciones Generales que se han celebrado desde que tiene su nomenclatura actual (1989). Así pues, todo apunta a que su cabeza de lista, Fernando Martínez-Maíllo, se convertirá en parlamentario para trasladar su labor a las instituciones, después de ser nombrado vicesecretario de organización de su partido en junio.
Ahora bien, el objetivo de los populares es amarrar también el segundo de los escaños en la provincia, el que correspondería a José María Barrios. Esta posibilidad entra en conflicto con la ambición de las formaciones emergentes: Podemos y Ciudadanos. Braulio Llamero, por un lado, y José Antonio Requejo, por el otro, tratarán de aprovechar la inercia nacional para romper el bipartidismo en Zamora.
Ambos parecen partir con opciones razonables. Podemos, que no se presentó a las Municipales, obtuvo un buen resultado en la provincia en las Autonómicas (12.000 votos) y espera recoger, en la capital, una buena parte de los sufragios que fueron a parar a Francisco Guarido. La presencia de Iglesias en Villaralbo durante la pega de carteles podría suponer un buen empujón para la formación morada. Ciudadanos, por su parte, apela a la reacción de Rivera en las encuestas para convencer a los zamoranos y sumar los apoyos suficientes para colaborar en el "cambio sensato".
El crecimiento de ambos partidos amenaza también la representación del PSOE, que ya ha visto cómo en algunas provincias sus siglas desaparecen del mapa político en beneficio de los dos nuevos contendientes. Aun así, su candidata, Mar Rominguera, mantiene intactas sus opciones de repetir como diputada nacional, en una provincia con una importante cantidad de voto fidelizado que podría permitir a los socialistas conservar el resultado.
IZQUIERDA UNIDA - UNIDAD POPULAR, A POR EL 5%
Muy lejos de las cifras que permiten acceder al Parlamento por Zamora, IU-UP se afanará en defender la campaña de Alberto Garzón con la idea de sumar votos para ayudar a la formación a nivel nacional. El objetivo, alcanzar el 5% de los apoyos para formar grupo parlamentario en solitario. El éxito del partido de izquierdas perjudicaría, en principio, a sus dos rivales más afines ideológicamente: Podemos y PSOE. El candidato local, Carlos Hernáez, encabezará los actos en la provincia.
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