Azafatas, presentador, tacañones… todo está listo para un nuevo programa de Un, dos, tres… a recordar esta vez. Nada tiene que envidiar el centro AFA al plató de televisión española. Los propios enfermos desempeñan los distintos roles que componían el programa original. “Se ha querido mantener el formato original para conseguir esa función evocadora que tanto ayuda a los pacientes” según palabras de la psicóloga del centro.

Manuel Figueruelo, director de AFA Zamora, junto con María Rodríguez, han sido los creadores de esta adaptación. Una adaptación tan fiel que el desarrollo de la actividad es el mismo que el del programa, ronda de preguntas y respuestas y, fase eliminatoria. La parte de la subasta se ha suprimido en esta ocasión. El objetivo es que todos los enfermos participen en esta propuesta sea cual sea su fase de Alzheimer. Para que esto sea posible, las preguntas que se realizan varían dependiendo de la necesidad del paciente. Los colores rojo, azul y verde se encargan de clasificar las pruebas en función de la capacidad del enfermo, esto permite trabajar con una media de 20 pacientes en cada sesión.

La efectividad de este método radica en el ambiente dinámico de la actividad. Los enfermos de Alzheimer no son conscientes de su enfermedad, por ello, esta forma de trabajo tan distendida no les transmite que sea parte de una rehabilitación y su grado de atención, participación y realización de la misma son mucho más positivos que con las practicas comunes. Otro de los pilares de su éxito, es la atención prestada a la parte emocional del paciente. La realización de esta dinámica les otorga bien estar y emociones positivas, dos aspectos esenciales en las personas que padecen esta dura enfermedad. Las emociones del paciente no se encuentran tan presentes en el resto de actividades que se realizan para la mejora de sus síntomas.

Con una duración de 90 minutos por pase, 45 minutos por fase, se logra trabajar diferentes sectores. En la primera ronda de preguntas y respuestas se centra la atención en los aspectos cognitivos, el lenguaje, la memoria y la atención. En la segunda fase, la eliminatoria, se trabajan los aspectos de la vida cotidiana, la psicomotricidad, etc. Todo está cuidado al detalle, tanto, que incluso existen premios y beneficios para los ganadores. Los premios varían dependiendo del rol que desempeñe cada uno, ya sean público, azafatas, presentadores, o listillos (la adaptación de los tradicionales tacañones), todos reciben compensación por su trabajo.

Una propuesta tanto innovadora como efectiva. Con unos cimientos tan tradicionales como divertidos y con tanto acerbo cultural no puede ofrecer más que beneficios para los pacientes y las familias que, día a día, observan y comprueban como los enfermos salen muy beneficiados con este proyecto.

 

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