La leucemia mieloide aguda, cáncer de células sanguíneas de la línea blanca que se origina en la médula ósea, es el tipo de leucemia más diagnosticado con una incidencia de 3-4 individuos por cada 100.000 habitantes (18.000 nuevos diagnósticos al año en Europa aproximadamente). A pesar de ser una enfermedad ampliamente estudiada dada su prevalencia, su complejidad a nivel genético y molecular provoca que en el ámbito clínico se hayan producido avances limitados en lo relativo a su pronóstico y tratamiento.
En este contexto, la Universidad de Salamanca acaba de publicar un estudio en American Journal of Hematology que identifica un panel de 29 genes clave (29G) que puede ser utilizado para mejorar “el diagnóstico, clasificación, predicción de supervivencia y, por lo tanto, el tratamiento de los pacientes de leucemia mieloide aguda”, informa a Comunicación USAL Carla Ijurko, responsable del trabajo e investigadora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Salamanca bajo la dirección del catedrático Ángel Hernández Hernández.
La leucemia mieloide aguda es una enfermedad sobre la que se realizan “gran cantidad de estudios de laboratorio pero que con poca frecuencia terminan haciéndose un hueco en la clínica”, apunta. En la actualidad, a nivel pronóstico, la enfermedad se clasifica en los tres grupos generales de bueno, intermedio y adverso según su tasa de supervivencia y de acuerdo a alteraciones citogenéticas y a una serie de mutaciones identificadas en los genes de los pacientes.
No obstante, hasta un 45% de los afectados “no presenta ninguna de las alteraciones tipificadas para la clasificación y quedan ‘en tierra de nadie’ a la hora de establecer un pronóstico para ellos”, subraya la científica. Como herramienta pronóstica alternativa, los investigadores de la USAL proponen ahora un análisis transcriptómico basado en el estudio de los niveles de expresión de algunos genes clave para la enfermedad. Concretamente, la reciente investigación desarrollada con el panel 29G sobre un grupo total testado de 1.821 pacientes ha descubierto que son una herramienta útil y eficaz para la clasificación y la predicción de la supervivencia de la leucemia mieloide aguda, “el resultado del estudio ha determinado que su uso es efectivo en la división de los afectados en función de su pronóstico”, señalan.
Nuevo parámetro de índice de supervivencia
Así, la aplicación de este panel de genes clave sobre el grupo de pronóstico intermedio ha mostrado la capacidad de seccionarlo en 4 nuevos grupos con distinta supervivencia, lo que “podría mejorar el actual esquema de clasificación de los pacientes de leucemia mieloide aguda y abrir nuevas oportunidades para su abordaje clínico”, destaca Carla Ijurko.
De acuerdo con la expresión de 29G en una muestra de 1.069 afectados, los investigadores de la USAL han podido desarrollar un índice que aporta información fiable asociada a la supervivencia esperada y cuyos parámetros muestran que aquellos que presentan bajo índice de expresión de 29G tienen mayor supervivencia que los pacientes con índice de expresión de 29G alto.
En términos generales, el alto número de casos estudiado, así como la realización de la investigación directamente en muestras humanas, dota de gran aplicabilidad clínica a 29G que “podría ser utilizado para el pronóstico de la leucemia mieloide aguda de forma inmediata”. La metodología que conllevaría su aplicación a la clínica (un kit de análisis transcriptómico) ya está siendo empleada en otros tipos de cáncer y podría realizarse sobre la totalidad de los pacientes.
Por otra parte, 29G daría cobertura a un grupo de pacientes que, “por no tener las alteraciones genéticas más recurrentes de leucemia mieloide aguda, actualmente se clasifican como pronóstico intermedio haciendo de este grupo un cajón de sastre”, recuerda.
Carla Ijurko, responsable del trabajo e investigadora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Salamanca
29G en la leucemogénesis y enzimas NADPH oxidasas
Los científicos de la Universidad de Salamanca han descubierto, además, que 29G está vinculado a dos procesos muy específicos llevados a cabo en la célula: metabolismo y producción de moléculas oxidantes a través de enzimas NADPH oxidasas. En este sentido, los resultados obtenidos “confirman la importancia de los procesos para el desarrollo de la enfermedad y, consecuentemente, se postulan como interesantes dianas terapéuticas contra la leucemia mieloide aguda”, sugieren.
Ahora, tras corroborar la implicación de esta familia de enzimas en la leucemia mieloide, el grupo de investigación está interesado en profundizar en el papel de las NADPH oxidasas en la hematopoyesis y leucemogénesis. En palabras de Ijurko, “hemos descubierto un grupo de 29 genes interrelacionados entre ellos, lo cual no se había descrito previamente, que además están implicados en dos procesos celulares importantes que nunca antes habían sido vinculados al pronóstico y supervivencia de los pacientes de esta enfermedad”.
Este descubrimiento, de gran relevancia ya de por sí, incita a los investigadores del Estudio salmantino a seguir “profundizando en los mecanismos implicados en la importancia de 29G para la leucemia mieloide aguda orientándolos hacia posibles estrategias terapéuticas”, concluyen.
Equipo del laboratorio 122 del Edificio Departamental USAL: Marta Romo González, Nerea González García, Ángel Hernández Hernández, Ester Rodero Casquero, Carla Ijurko.
Colaboradores y referencia del artículo
El trabajo publicado en American Journal of Hematology ha sido realizado por Carla Ijurko y Ángel Hernández Hernández del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, en colaboración con las profesoras Purificación Galindo Villardón y Nerea González García del Departamento de Estadística de la Universidad de Salamanca.
Actualmente, Ijurko realiza la Tesis Doctoral en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular bajo la dirección del catedrático Ángel Hernández Hernández y disfruta de un contrato predoctoral de la Junta de Castilla y León. El laboratorio de Hernández Hernández está en la actualidad financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Junta de Castilla y León.
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