La visita de Ana Pastor a Zamora fue tan corta como intensa. Su llegada a la estación, a eso de las 11.10 de la mañana, levantó una expectación inusitada, y decenas de personas, en su mayoría admiradores, se agolparon en el andén para aplaudir y vitorear a la responsable gubernamental una vez bajó del tren y puso los pies en su tierra.

Más allá de su intervención en los actos protocolarios y programados, la ministra tuvo que detenerse para hablar con las personas que se le acercaron, en la mayor parte de los casos, para darle la enhorabuena por su labor. Incluso, Pastor se llevó para Madrid un obsequio de uno de los presentes, que le entregó un dibujo de la fachada de la estación. La protagonista agradeció con sonrisas y buenas palabras el gesto y cambió de andén para atender a la prensa. Tampoco allí se libró de los agasajos, ya que una mujer de avanzada edad se coló entre los periodistas para volver a felicitarla por su labor: "No la conozco", aseguró, entre risas la responsable popular.

Eso sí, lo que más expectación levantó entre los presentes fue la charla que mantuvo Pastor, durante algunos segundos, con el alcalde de la capital, Francisco Guarido. El primer edil le expresó sus inquietudes a toda velocidad antes de que la ministra se despidiese de sus compañeros de partido y se subiese de nuevo al Alvia para regresar a Madrid.

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