VÍDEO | La Guardia Civil de Zamora honra a sus agentes víctimas del terrorismo
La Comandancia de la Guardia Civil de Zamora , en su patio de armas, ha celebrado un sentido acto de homenaje
Esta mañana, en el patio de armas de la Comandancia de la Guardia Civil de Zamora, se ha celebrado un emotivo acto en memoria de los agentes zamoranos asesinados por el terrorismo. El homenaje ha contado con la presencia de familiares de algunos de los guardias civiles fallecidos, así como de numerosas autoridades civiles y militares, en un ambiente de respeto, recogimiento y profundo reconocimiento a quienes dieron su vida por España.
A lo largo de los años más oscuros del terrorismo en nuestro país, varios guardias civiles originarios de la provincia de Zamora dieron su vida en cumplimiento del deber. Sus nombres, grabados con honor en la memoria colectiva, representan el sacrificio de quienes lucharon por la paz y la seguridad de todos.
El 3 de abril de 1974, Gregorio Posada Zurrón, natural de Villaferrueña, fue asesinado por la banda terrorista ETA en Azpeitia (Guipúzcoa). Dos años más tarde, el 20 de diciembre de 1976, Policronio Chillón Lucas, zamorano de nacimiento, caía en Madrid a manos del grupo terrorista GRAPO.
El 10 de marzo de 1978, José María Acedo Panizo, natural de Camarzana de Tera, fue asesinado por ETA en Aduna (Guipúzcoa). Ese mismo año, el 11 de noviembre, Leucio Revilla Alonso, nacido en Benavente, perdía la vida en Esquioga (Guipúzcoa), víctima también de la violencia etarra.
El 13 de enero de 1979, Miguel García Poyo, de San Martín del Pedroso, fue asesinado por ETA en Azcoitia (Guipúzcoa). Poco después, el 4 de junio de ese mismo año, Jesús Fernández Rodríguez, natural de Pedralba de la Pradería, fue asesinado por GRAPO en Madrid.
Ya en 1980, el 1 de febrero, Alfredo Díez Marcos, natural de Fermoselle, moría en Ispaster (Vizcaya) en un atentado perpetrado por ETA. Ese mismo año, el 3 de noviembre, Modesto García Lorenzo, originario de Ribadelago, caía en Zarauz (Guipúzcoa), también a manos de ETA.
El 25 de noviembre de 1985, Isidoro Díez Ratón, nacido en la capital zamorana, fue asesinado por ETA en Pasajes (Guipúzcoa). Tres años después, el 16 de octubre de 1988, Julio Gangoso Otero, de Benavente, fue víctima de un atentado en Pamplona (Navarra).
El 28 de diciembre de 1989, Isaac Rodrigo Ranilla, natural de Almendra del Pan, fue asesinado por GRAPO en Gijón (Asturias). Al año siguiente, el 4 de abril de 1990, Benjamín Quintano Carrero, de Torregamones, perdió la vida en Pasajes (Guipúzcoa) en otro atentado de ETA.
Finalmente, el 28 de julio de 1991, Carlos Pérez Dacosta, también natural de Zamora capital, fue asesinado en Getxo (Vizcaya) por la misma organización terrorista.
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