Los zamoranos vuelven a cumplir con la tradición en un año en el que ya impera prácticamente la normalidad absoluta tras la pandemia del coronavirus. Cientos de ciudadanos acuden desde primera hora de la mañana al cementerio en una jornada en la que materializan los sentimientos y recuerdos que les acompañan a lo largo del año.
Un acto simbólico en el que se entremezcla en afecto y el dolor por la pérdida de seres queridos, amigos y familiares, un día en el que los colores de cientos de flores visten la tristeza más amarga.
Aunque muchos ya han acudido en los últimos días para preparar sepulturas y nichos y el trasiego ya ha sido constante, algunos todavía hoy ultimaban detalles para que el lugar donde descansan los fallecidos permanezca limpio.
La lluvia ha dado tregua esta jornada, lo que anima a un mayor número de zamoranos a acercarse y honrar a los suyos en un día que además se convierte en una jornada de encuentros, regreso a las raíces y muestras de afecto. Un día, en definitiva, en el que los sentimientos más profundos vuelven a aflorar.
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