Seis modelos, seis mujeres, pero sobre todo seis supervivientes del cáncer de mama fueron las protagonistas de la pasarela más especial. Ni París, ni Milán ni Madrid. El primer piso de la Diputación de Zamora volvió a convertirse en el desfile que más vida derrocha de todas las pasarelas. Una elección, cambiando la tradicional ubicación del patio con motivo de la amenaza de lluvia.
Una pasarela en la que las mujeres desfilaron con lencería y ropa de baño reivindicando la vida tras la enfermedad, sin complejos, sin miedos, y con la reivindicación por bandera para que la sociedad y las instituciones sigan abogando por la investigación como la mejor prevención frente al cáncer.
Como en años anteriores, fueron las seis modelos, pacientes de cáncer de mama que ya han pasado por la enfermedad, las que gracias a su lucha quisieron dar su testimonio y dejar un mensaje claro: después de la enfermedad, hay vida.
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