Villagodio, uno de los barrios periféricos de Zamora, vive con resignación y enfado una realidad que consideran injusta: la dejadez institucional. Así lo denuncia Luis Charro, presidente de la Asociación de Vecinos, que asegura que las labores de limpieza solo llegan hasta la mitad del barrio, concretamente hasta la gasolinera de Fertol. A partir de ahí, y pese a que aún es zona urbana, “ya no limpian nada”, explica.
Charro mantiene contacto directo con técnicos municipales, y recientemente trasladó la queja a un ingeniero de conservación. “Me dijo que sí o sí lo iban a limpiar, pero llevamos años reivindicando lo mismo, y nunca se actúa”. La preocupación de los vecinos aumenta con la llegada del calor y la acumulación de maleza, por el alto riesgo de incendio en zonas como la parte trasera de la iglesia, donde hay torres eléctricas rodeadas de hierbas secas.
“Vivimos en el siglo XXI y aquí no tenemos ni agua limpia, ni saneamiento, ni alumbrado”
Pero el problema va más allá de la limpieza. “Estamos hartos. Cada año vienen los concejales, toman nota… y no pasa nada”, lamenta el representante vecinal. Asegura que en una década como asociación han logrado apenas dos mejoras: la instalación de una caldera de pellets en las escuelas y un tramo de alumbrado público.
“Vivimos en el siglo XXI y aquí no tenemos ni agua limpia, ni saneamiento, ni alumbrado”, denuncia Charro. Todo esto en un barrio situado a menos de dos kilómetros del centro de Zamora, donde actualmente viven unos 110 vecinos, en su mayoría personas mayores. “La gente nueva que viene no se involucra, los que luchamos somos los de siempre”.
Villagodio ha visto cómo sus espacios comunes también se deterioraban sin remedio. El parque que había bajo el puente de la autovía ha desaparecido, al igual que las mesas donde antes se sentaban los vecinos a leer o a comer. También se ha perdido la pista deportiva. “Pusieron las canastas y las porterías, pero el suelo está destrozado. Y ahí venía mucha gente a jugar”.
“Movían la cabeza como los perritos de antes que llevabas en los coches… decían sí, sí, pero por un oído les entra y por otro les sale”.
Entre las demandas más antiguas está la instalación de un paso de cebra con semáforo pulsador en el puente de Villagodio, una zona muy transitada los fines de semana. “Nos dijeron que no era viable porque pasaban menos de 4.000 coches al día. Pero luego van y ponen semáforos en zonas con menos tráfico. No lo entendemos”, critica el presidente.
Luis Charro resume el sentir de sus vecinos en una palabra: abandono. “Movían la cabeza como los perritos de antes que llevabas en los coches… decían sí, sí, pero por un oído les entra y por otro les sale”. Desde Villagodio exigen al Ayuntamiento que actúe, porque “también somos parte de la ciudad” y no quieren seguir siendo un punto ciego en los mapas municipales.
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