Si el 2015 fue el año del vuelco político en el Ayuntamiento, el 2016 ha sido el de la confirmación de la estabilidad del pacto de gobierno entre Izquierda Unida y PSOE, que funcionan, al menos de puertas hacia fuera, como un matrimonio bien avenido y capaz, además, de hacer buenas migas con terceras personas. Por ejemplo, con los concejales del grupo de Ciudadanos y con los ediles no adscritos, protagonistas de la firma de un acuerdo económico que refuerza a Francisco Guarido como alcalde sólido en el horizonte hasta el 2019, aunque es cierto que la firma solo compromete a las partes durante el ejercicio que ahora comienza.

Este pacto de colaboración deja aislado al grupo popular como fuerza de oposición frontal a la labor que está llevando a cabo la coalición de izquierdas. Los diez concejales encabezados por Clara San Damián se mantienen en las antípodas de las políticas defendidas por el equipo de gobierno y se han visto inmersos en un sinfín de polémicas con IU y PSOE, por temas de toda índole, a lo largo del 2016.

Entre estos conflictos destaca el del contrato de la ORA, anulado por el Tarcyl tras la denuncia de los populares, aunque también son reseñables los rifirrafes generados por las obras del ARU de Los Bloques, la gestión de los cursos de las piscinas, las escuelas infantiles, el plan de movilidad o asuntos más genéricos como el estado de los expedientes que van al Pleno o las modificaciones de crédito llevadas a cabo por el equipo de gobierno.

En su lado de la trinchera, con las armas del poder en la mano, Guarido y los suyos tratan de desmarcarse aludiendo al pasado, a la necesidad de arreglar los desaguisados de mandatos previos y a su certeza de que, a partir del 2017, se empezarán a recoger los frutos del trabajo llevado a cabo hasta ahora. Los proyectos de asfaltado, de recuperación de vista de la Muralla, de construcción de un Centro Cívico y de un centro de adultos, así como el traslado de la Policía Municipal al edificio del Banco de España aparecen en la lista de objetivos a tachar para justificar las esperanzas puestas en lo que viene.

Este es ahora el centro de un debate político que tuvo otros frentes abiertos en los primeros meses del año, con el calendario electoral aún en marcha. La incertidumbre política, los problemas internos del PSOE nacional, el posicionamiento de IU Zamora nuevamente como 'aldea gala' contra la confluencia, el papel de San Damián como candidata al Senado o el cruce de declaraciones entre Ciudadanos y PP enrarecieron un ambiente que vuelve a lo cotidiano una vez las urnas parecen lejanas en cualquiera de las diferentes administraciones.

Así pues, el 2017 se presenta como la oportunidad de que el equipo de gobierno demuestre su capacidad para sacar adelante proyectos, con el soporte que le da el acuerdo con todos los grupos menos con el PP, y como un año clave para saber si el camino del diálogo es capaz de superar las barreras partidistas.

 

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