La Zamora antigua vuelve a la vida gracias a la inteligencia artificial

Una Zamora que vuelve a respirar en color, con detalles que el tiempo había dejado en penumbra

M.L
23 nov 2025 - 07:02
Imagen de una de las comparativas
Imagen de una de las comparativas

La inteligencia artificial ha irrumpido en nuestro tiempo como una tormenta que se ve venir a lo lejos, con un rumo grave que anuncia que nada volverá a ser igual. No es un invento, no es una ocurrencia pasajera, sino una nueva forma de inteligencia que ha sido arrojada al mundo sin manual de instrucciones.

En sus circuitos late la promesa de un porvenir más eficaz, pero también el temor ancestral a que la criatura supere al creador. Y mientras políticos, filósofos y tecnólogos se enzarzan en debates interminables, la IA sigue avanzando, silenciosa y pragmática, abriendo puertas que aún no sabemos si conducen a la salvación, al abismo o, como suele ocurrir en la historia humana, a un poco de ambas cosas.

Sin embargo, más allá de enconados debates basta ponerla al servicio de la memoria para descubrir su mejor versión: la que devuelve el pulso a lo que creíamos perdido. Así, estas viejas fotografías de Zamora, desvaídas por el polvo y la desmemoria, recuperan ahora su brillo original. Los rostros vuelven a mirar de frente, las calles recobran su textura y la ciudad antigua respira de nuevo, como si se negara a quedar atrapada para siempre en un álbum amarillento.

Aquí, la IA no sustituye nada: simplemente ilumina lo que ya existía. Y nos invita, de paso, a mirar a la Zamora de ayer con ojos nuevos. Las imágenes originales, algunas firmadas por J. Laurent y rescatadas del archivo del Ministerio de Cultura, son ya de por sí un tesoro: fragmentos de un tiempo en el que la fotografía aún conservaba el asombro de un milagro técnico. En ellas aparece el Puente de Piedra tal como lo conocieron nuestros antepasados, con sus dos torres vigilantes dominando el paso sobre el Duero; un perfil que hoy solo sobrevive en la memoria de los estudiosos y en los grabados antiguos. También asoma el arco de Doña Urraca, solemne y algo hosco, como si custodiara todavía los secretos de la ciudad medieval. Y la muralla, siempre discreta pero firme.

La inteligencia artificial, aplicada con respeto y paciencia, permite ahora que ese pasado deje de ser un conjunto de sombras y manchas para recobrar nitidez. Con ese espíritu, desde Zamora24horas hemos querido hacer este pequeño ejercicio de memoria: aprovechar las posibilidades de la inteligencia artificial para devolver a la vida unas imágenes que forman parte de la historia de la ciudad. No se trata de reinventar nada, sino de mirar con más claridad aquello que siempre estuvo ahí. Si estas fotografías restauradas ayudan a redescubrir la Zamora antigua —sus puentes, sus murallas, sus calles y su paisaje junto al Duero—, el objetivo está cumplido. Porque a veces, para entender mejor el presente, basta con enfocar de nuevo el pasado.

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