Amable García es el rostro del triunfo de Izquierda Unida. A sus 92 años, anoche, a eso de las once, cuando ya nadie podía frenar la euforia en la sede del partido, cantó, emocionado y a voz en grito, la Internacional obrera junto a sus compañeros. A buen seguro, no era la primera vez que lo hacía. El número 25 de la lista de Francisco Guarido milita en el Partido Comunista desde 1945, llegó a estar en la cárcel durante tres años y es, para los suyos, "un ejemplo de lucha por la libertad y las clases populares". 

Unas horas antes de que la fiesta diese comienzo, Amable García ya estaba posicionado, entre los primeros, en la pequeña sede de Izquierda Unida. El local, situado en la Avenida Plaza de Toros, no deja mucho espacio a la imaginación. Ni a nada. Una televisión y un ordenador de mesa, situados a la entrada, estaban preparados para el seguimiento de la jornada electoral, mientras que, en el interior, un grupo apilado de sillas aguardaba la llegada de los miembros del partido repartidos por los colegios electorales. Nadie las usó. 

A eso de las ocho y media, apareció Francisco Guarido cargado con varias tortillas de patata, las estrellas del 'catering' montado por Izquierda Unida para la ocasión. Su rostro, sereno y tranquilo, comenzó a verse turbado apenas unos minutos después, con la llegada de las primeras informaciones procedentes de los colegios: "¡No fastidies que sacamos ese resultado en el Claudio! ¿Estás seguro?", exclamaba tras conocer uno de los datos que más le sorprendió de la noche. Ahí, su gesto se tornó nervioso, mientras el teléfono empezaba a hervir. Todos querían compartir con el protagonista las grandes cifras provisionales.

A partir de entonces, y durante media hora, Guarido apenas se despegó del teléfono, hasta que, por fin, tras enterarse de los resultados del Obispo Nieto, sentenció: "Esto es mucho mejor de lo esperado". La prensa se aventuró: "¿Pero para sacar hasta ocho?" y el responsable de Izquierda Unida rechazó la prudencia y apuntó al optimismo: "Por lo que me dicen, los ocho no los firmo".

En ese momento, Francisco Guarido se vio por primera vez con la Alcaldía en la mano. Y ya no soltó esa idea. Los resultados oficiales empezaron a entrar con lentitud mientras las risas, los abrazos y las cervezas invadían literalmente una estancia que acogió a duras penas a los simpatizantes que se acercaron a celebrar el éxito. "¡Concejal!", iba recibiendo, uno por uno, el líder de Izquierda Unida a los números más altos de su lista. También a Javier Novo, el noveno, que se quedó a un puñado de votos de entrar en el Ayuntamiento. Poco importó.

A pesar de que el 10-8 se fue imponiendo de forma progresiva al 9-9, ya nadie aguó la fiesta en Izquierda Unida. Puño en alto, y a modo de celebración ideológica, el equipo de Guarido entonó la Internacional, el himno obrero por excelencia, con alguna estrofa improvisada: "Zamora va a cambiar de base", recordaron en medio del primer bis. Quien no cambió, ni de bando ni de ideas, es Amable García, parte clave de la base de una izquierda que anoche vivió su gran despertar.

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