Agua, malta y lúpulo son los tres ingredientes principales de una bebida que cada vez engancha a más consumidores. Según la Agencia Española de Seguridad Alimenticia y Nutrición, el 2015 finalizó con un registro de más de 300 pequeñas empresas del sector cervecero repartidas a lo largo de todo el territorio nacional. Tras Cataluña y Andalucía, Castilla y León se posicionó como la tercera comunidad con mayor número de microcervecerías en España y en Zamora, firmas como Viriato, Cuza o Abadía de los Aribayos apostaron por este sector.

En el 2012, Javi, Manu y Domingo, amigos desde la infancia, decidieron montar un negocio bajo la marca ‘Viriato’, en honor a uno de los personajes más representativos de Zamora. De esa denominación surgieron las dos variedades que los tres amigos comercializan en la actualidad con una producción cercana a los 16.000 litros anuales: Terror Romanorum y Falcata. 

De tipo Brown Ale y de color caoba, el “terror de los romanos” se caracteriza por ser una cerveza tostada con dos lúpulos diferentes, cinco maltas de cebadas y con un pequeño porcentaje de trigo proveniente de Moreruela de los Infanzones. Por su parte, Falcata se trata de una cerveza rubia más amarga y carbonatada que encuentra su público potencial en Zamora y Valladolid, sobre todo en jóvenes de una treintena de años de edad. “La cerveza artesana es un producto riquísimo de calidades altísimas cuyo éxito recala en el aumento de gente que quiere probar cosas nuevas. El concepto de caña cada vez está más en desuso y los clientes buscan marcas específicas”, explica Manuel Ángel Poyo de cerveza Viriato, empresa que ya se encuentra estudiando otros tipos de cervezas para ampliar la oferta en el mercado.

Asimismo, negocios locales como el bar Bayadoliz o el estanco Cava Palao quisieron hacer sus ediciones limitadas de botellines, no tanto para su comercialización sino para obsequiar con un pequeño detalle a su clientela. Así, el bar situado en la calle de los Herreros conocido por sus cuadrados, "pintxos" y "alitax" lanzó una tirada especial de ‘La Virra’ en colaboración con Cerveza Viriato mientras que el céntrico estanco de la calle Santa Clara hizo lo propio gracias a la Abadía de Aribayos. El regente de Cava Palao, Daniel Salgado, decidió darle un toque de dulzor a una de las cervezas de Aribayos y denominarla Ron en honor a su perro, un boxer que ilustra el logotipo de la marca y de la que se fabricaron un total de 2.000 botellines. Aunque reconoce que la cerveza artesana se ha puesto de moda, lamenta su elevado coste: “el problema de la cerveza artesana es que te cuesta el triple o el cuádruple de una industrial, entre 2 y 4 euros. Por tanto, para hacer un obsequio puede estar bien pero para beberla uno mismo a diario es cara”. Sin embargo, y pese a su incremento en el coste, cada vez son más los clientes zamoranos y turistas a los que no les importa gastar un poco más en una cerveza distinta y con esencia zamorana.

 

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