El 42% de las personas con discapacidad desempleadas no se forman por dificultades económicas

Pese a ello, los desempleados con discapacidad tienden a formarse más que los que están trabajando, motivados por la búsqueda de mejores oportunidades laborales y la actualización de conocimientos y habilidades

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Un asistente abre la puerta a una persona con discapacidad. PREDIF
Un asistente abre la puerta a una persona con discapacidad. PREDIF

El 42% de las personas con discapacidad desempleadas no realizan ninguna formación debido a dificultades económicas. Esta es una de las principales conclusiones del informe ‘Motivaciones y expectativas sobre el mercado laboral de las personas con discapacidad’, elaborado por Fundación Randstad, que cumple 20 años trabajando para conseguir la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad en el ámbito del empleo.

Según los datos analizados, los encuestados aluden también a la falta de cursos adaptados a su discapacidad y la percepción de que no es necesario realizar más formación debido al trabajo que desempeñan como principales motivos por los que toman la decisión de no formarse (el 18% de ellos los menciona). 

Estas cifras están en línea con lo expresado por las personas con discapacidad que sí tienen un empleo. Sin embargo, los desempleados muestran una mayor dificultad debido a problemas de salud que dificultan el seguimiento continuo de la formación (10% frente al 3% de los empleados) y una menor percepción de que ya tienen los conocimientos suficientes para el trabajo que realizan (18% frente al 23% de los empleados).

En términos generales, aproximadamente un tercio de los encuestados está actualmente en proceso de formación, aunque los desempleados con discapacidad tienden a formarse más que los que están trabajando. Entre las motivaciones para hacerlo, destaca la búsqueda de mejores oportunidades laborales y la actualización de conocimientos y habilidades. No obstante, entre las personas desempleadas, el motivo más mencionado es el de encontrar un trabajo.

Así pues, el 94% de los desempleados asegura que se formaría si encontrara cursos adaptados a sus necesidades o ayuda económica para hacerlo; un porcentaje que asciende hasta el 96% entre los trabajadores. Entre las áreas de formación más demandadas se encuentran el dominio de idiomas, los conocimientos informáticos y la gestión administrativa.

“Sabemos que la formación y el desarrollo del talento son clave para mejorar la empleabilidad, ya que las tasas de empleo incrementan sustancialmente conforme aumenta la formación, mejorando así las oportunidades y calidad del empleo y la integración sociolaboral de las personas con discapacidad”, ha explicado la directora de Fundación Randstad, María Viver. En esta línea, ha recordado que la entidad “cuenta con un ambicioso plan de contenidos y una plataforma accesible para dotar de mayor autonomía a las personas, cuyo acceso es gratuito, y, además, con programas de becas de estudios de especialización; todo ello destinado a que las personas con discapacidad puedan formarse en diferentes habilidades y alcanzar un empleo de calidad”.

Formación en el puesto de trabajo

Tal y como se desprende de los datos analizados, la formación y las habilidades son percibidas como requisitos fundamentales para encontrar empleo por un 78% de los encuestados. Así, el 70% indica que le hubiera gustado recibir más formación en sus experiencias laborales pasadas. Además, una proporción significativa (45%) asegura que no tuvo acceso a una formación adaptada a sus necesidades como personas con discapacidad, mientras que más de la mitad (52%) refiere haber recibido el apoyo necesario para realizar las tareas de manera efectiva.

Estas percepciones, de nuevo, están en línea con lo que aseguran las personas con discapacidad que sí tienen un empleo.  Aunque el 43% de ellos están de acuerdo con las oportunidades de formación y desarrollo ofrecidas por su empresa, el 46% piensa que estas no están ayudando suficientemente en la adquisición de nuevas habilidades.

Según rangos de edad, los jóvenes de 16 a 29 años son el grupo más activo en la participación en cursos de formación (46%). A medida que aumenta la edad, esta tiende a disminuir, tal y como demuestra que en el grupo de 45 a 64 años sólo un 29% recibe formación actualmente.

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