El 11 de julio de 2010, la selección española de fútbol disputaba la primera final mundialista de su historia ante los Países Bajos en el Estadio Soccer City de Johannesburgo, en Sudáfrica. Después de un duro camino a la final, el cuadro entrenado por el salmantino Vicente del Bosque se plantaba en la final como vigente campeón de la Euro 2008 y con una generación de futbolistas que, a la postre, pasarían a la historia como la mejor del fútbol español.
Tras un partido duro, lleno de emoción y tensión, en el minuto 116 de la prórroga, Andrés Iniesta se convirtió en el héroe de todo un país. Tras la cabalgada de Jesús Navas por banda izquierda, el balón colgado de Fernando Torres y finalmente, la asistencia de Cesc Fábregas, el balón llegaba a los pies de Iniesta, que con una técnica impecable controlaba el balón y lo orientaba para conectar un potente disparo que se colaba por la esquina inferior izquierda de la portería holandesa.
En ese momento mágico, España estalló de júbilo. Los aficionados españoles allí presentes y alrededor de todo el mundo celebraron con alegría un gol que los consagraba como campeones del mundo por primera y única vez en la historia. Fue el punto culminante de un torneo excepcional para la selección española, que mostró un juego brillante y un estilo único basado en el toque y la posesión del balón.
Las calles de todos los rincones de España se llenaron de gente con la bandera de España dispuesta a dar comienzo a toda una noche de celebraciones. El gol de Iniesta se convirtió en un símbolo de la perseverancia y la pasión del fútbol español.
Hoy, en el decimotercer aniversario de ese gol legendario, los fanáticos de fútbol de todo el mundo vuelven a recordar ese momento de gloria. Andrés Iniesta se ha convertido en una leyenda viva del fútbol español y su nombre quedará grabado en los corazones de los amantes de este deporte para siempre.
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