El lado oscuro del culto al cuerpo: alertan sobre el aumento de casos de vigorexia en España
Prevención y tratamiento: claves para una relación saludable con el cuerpo
Las redes sociales y los estándares de belleza imposibles están alimentando un trastorno silencioso y creciente: la vigorexia. El psicólogo Jorge Buenavida, de Blua Sanitas, ha advertido sobre el riesgo que supone la obsesión por alcanzar la perfección física, un fenómeno que afecta ya a más de 700.000 personas en España, según el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona.
La vigorexia, también conocida como dismorfia muscular, es una alteración extrema de la imagen corporal que lleva a quienes la sufren a realizar entrenamientos excesivos, obsesionarse con la musculación y, en muchos casos, consumir suplementos o sustancias sin control médico, todo con el objetivo de lograr un cuerpo 'ideal'.
“Esta búsqueda constante de la perfección termina creando una desconexión con la realidad de nuestros cuerpos y una insatisfacción crónica al seguir estándares de belleza no sostenibles”, explica Buenavida. El experto subraya el papel clave de las redes sociales en este fenómeno, ya que la exposición diaria a ideales estéticos irreales afecta directamente a la autopercepción y fomenta la comparación constante.
A pesar de su impacto, la vigorexia sigue siendo uno de los trastornos relacionados con la imagen corporal menos visibilizados, lo que dificulta su diagnóstico precoz y tratamiento. La presión social y la falta de información siguen siendo barreras importantes.
Prevención y tratamiento: claves para una relación saludable con el cuerpo
Frente a esta problemática, los especialistas recomiendan establecer objetivos realistas y saludables en la práctica deportiva, evitando la obsesión por el aumento de masa muscular. Una rutina equilibrada, enfocada en el bienestar general y no en la apariencia, es esencial.
También se aconseja fomentar la autoaceptación y valorar el cuerpo por lo que puede hacer, no solo por su aspecto físico. Actividades como el yoga o la meditación pueden ayudar a desarrollar una relación más positiva con el cuerpo y reducir la presión social.
En cuanto al consumo de suplementos deportivos, los expertos insisten en la necesidad de consultar siempre con un profesional sanitario. El uso inadecuado o no supervisado puede conllevar serios riesgos para la salud.
Asimismo, se anima a promover una cultura de salud integral, donde el concepto de “estar en forma” abarque no solo lo físico, sino también el bienestar emocional, mental y social. Disfrutar del deporte y no utilizarlo como castigo o exigencia estética es uno de los pilares para prevenir la vigorexia.
“Si la relación con el cuerpo y el ejercicio se vuelve obsesiva o restrictiva, es fundamental buscar ayuda profesional”, concluye Jorge Buenavida. La terapia cognitivo-conductual, destaca, es una herramienta eficaz para abordar la distorsión de la imagen corporal y restaurar el equilibrio emocional.
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