Pediatras advierten del impacto del humo de los incendios forestales en la salud de los niños incluso a mucha distancia

Estas son las medidas de prevención y reducción de riesgos

27 ago 2025 - 07:20
JL Leal / ICAL . Incendio en el parque natural del lago de Sanabria y Porto
JL Leal / ICAL . Incendio en el parque natural del lago de Sanabria y Porto | JL Leal / ICAL .

La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha advertido este martes de que el impacto del humo de los incendios forestales que actualmente afectan a España tiene riesgos para la salud infantil y adolescente, incluso a cientos de kilómetros de distancia, debido a que las corrientes atmosféricas pueden transportar las partículas contaminantes presentes en el humo hasta poblaciones que no tengan un incendio en sus inmediaciones.

El Comité de Salud Medioambiental (CSM-AEP) ha elaborado un informe en el que detalla que este humo contiene partículas en suspensión finas y ultrafinas (PM2,5), monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), ácido cianhídrico (HCN) y otros compuestos orgánicos potencialmente cancerígenos, cuya exposición puede tener efectos inmediatos y a largo plazo.

A corto plazo, su inhalación puede provocar un agravamiento de enfermedades respiratorias crónicas (asma, rinitis alérgica), el aumento de infecciones respiratorias agudas, irritación ocular y de las mucosas (conjuntivitis, tos, carraspera) e intoxicaciones por monóxido de carbono o cianuro. A largo plazo, una exposición repetida puede contribuir al desarrollo de enfermedades respiratorias, cardiovasculares o inmunológicas, además de posibles efectos neurotóxicos que alteren el desarrollo neurológico.

La exposición a este tipo de humo también puede afectar a la salud mental y al bienestar psicológico de los niños, pudiendo generarles ansiedad y estrés, tanto a corto como a largo plazo.

Los pediatras han mostrado su preocupación por el hecho de que el número de incendios forestales y la superficie quemada en España ha aumentado "significativamente" en los últimos años, según datos del Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales (EFFIS), una tendencia vinculada al cambio climático que se prevé siga intensificándose.

"A estos riesgos ambientales se suma la especial vulnerabilidad de la infancia y la adolescencia, tanto por su fisiología en desarrollo como por su exposición conductual: respiran más aire por kilo de peso que los adultos, suelen pasar más tiempo al aire libre y dependen de los adultos para mantenerse a salvo", han añadido los pediatras.

MEDIDAS CONTRA EL IMPACTO DEL HUMO DE LOS INCENDIOS

El CSM-AEP ha publicado un documento con medidas de prevención y reducción de riesgos, como:

  • Consultar alertas oficiales y seguir los avisos de Protección Civil y cuerpos de seguridad.
  • Contactar con el 112 ante indicios de fuego o presencia de humo.
  • Vigilar la calidad del aire a través del Índice de Calidad del Aire del MITECO o su aplicación móvil.
  • Mantener ventanas y puertas cerradas, usar purificadores con filtros adecuados (ISO16890 ePM1 o superior) y poner el aire acondicionado en modo recirculación.
  • Evitar fumar o usar sistemas de combustión (leña, gas, velas, barbacoas) en episodios de alta contaminación.
  • Usar mascarillas FFP2 (en niños a partir de los 2 años, siempre que las toleren).
  • Estar preparados con suministros básicos (agua, comida no perecedera, medicación de rescate).
  • En caso de recomendación de evacuación, trasladarse a lugares habilitados con climatización y aire filtrado.

Los pediatras han alertado además de que mareo, somnolencia, dificultad para respirar o alteraciones del comportamiento pueden ser señales de intoxicación por monóxido de carbono y/o ácido cianhídrico, por lo que debe acudirse de inmediato a un servicio de urgencias.

Antes de regresar a una zona afectada, es importante comprobar la seguridad de la vivienda, el acceso a agua y electricidad, y limpiar adecuadamente antes de exponer a los niños.

Por último, los pediatras han insistido en la importancia de cuidar la salud mental, ya que los incendios pueden generar efectos psicológicos duraderos en los menores. Han recomendado observar cambios emocionales o conductuales y, en caso necesario, solicitar apoyo profesional.

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