Provincia

Abraveses de Tera rinde homenaje a uno de sus vecinos más ilustres

El busto de Luis Furones Furones ya ha sido bendecido por el Obispo de Astorga

El Obispo de Astorga, durante el acto religioso

El templo parroquial dedicado a Santiago Apóstol en Abraveses de Tera vivía en la tarde de este sábado 17 de septiembre una jornada especial con motivo de homenajear y bendecir el busto de uno de los más ilustres vecinos del pueblo, del beato Luis Furones Furones. La solemnidad de la celebración la marcaba la presencia del pastor de la iglesia asturicense, monseñor Jesús Fernández, a la sazón obispo de la diócesis. Los familiares del beato, los sobrinos nietos Amaranto y Celedonia Blanco Furones, así como el resto de sobrinos se encontraban presentes en el emotivo acto religioso.

En los altares del templo parroquial de Abraveses de Tera figura ya la imagen del beato Luis Furones, una escultura realizada en terracota por el artista benaventano Gaby More, según confirmó a Benavente Digital y Televisión Benavente, Amaranto Furones, sobrino del beato y quien, además, ha sido el impulsor del acto.

El prelado, monseñor Jesús Fernández, elogiaba en su homilía las virtudes del mártir fray Luis Furones poniendo el énfasis en su servicio pastoral en América, «fue a servir a América», señaló el obispo de Astorga.

Furones Furones, de nombre de pila Abraham y Luis al profesar como religioso, nació en Abraveses de Tera el 8 de octubre de 1892 en la calle la Iglesia, junto al templo parroquial, y falleció en Madrid el 20 de julio de 1936. Religioso dominico (OP), sacerdote y misionero, fue beatificado por Benedicto XVI en Roma junto con otros 497 mártires.

Nació en una familia de labradores, en la localidad de Abraveses de Tera, provincia de Zamora y diócesis de Astorga, el 8 de octubre de 1892, bautizado al día siguiente; recibió el nombre de Abraham, que en la toma de hábito cambió por Luis; en la vida fue muy conocido por el apellido Arenas, de su abuelo paterno. Aprendió las primeras letras en Ferreruela de Tábara; guiado por su hermana que era monja dominica en el convento Santo Espíritu de Benavente; ingresó en la escuela apostólica de Las Caldas de Besaya (Santander); hizo el noviciado en San José de Padrón (La Coruña), profesó el 19 de marzo de 1910 y se encaminó a Corias (Asturias) para cursar filosofía, llevó con humildad algunos fracasos en los estudios y sin que vacilase por esto su vocación; hecha la profesión solemne el 2 de febrero de 1914 pasó a Salamanca a concluir la teología; su ordenación sacerdotal fue en julio de 1917.

Lo destinaron a Centroamérica y fue misionero en Guatemala (iglesia de Santo Domingo), Nicaragua, El Salvador (en San Salvador y Santa Ana) y Costa Rica (en Alajuela, la Dolorosa y el santuario de Nuestra Señora de los Ángeles en Cartago). Organizó misiones populares y se dedicó intensamente a la predicación; fue presidente de la junta nacional para la coronación de la Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica.

Regresó a España en 1935 con la idea de volver a Centroamérica, pero en julio del mismo año lo eligieron prior del convento de Atocha y tuvo que quedarse; lo calificaron de superior prudente, compasivo y afable.

El 20 de julio de 1936 fue asaltado, incendiado y profanado el convento. La resistencia militar desde la torre de la basílica de Atocha, ajena por completo al convento, enardeció a las masas contra los religiosos que, al salir, fueron insultados y amenazados de muerte. Al pasar por la calle Granada, hirieron gravemente al padre José Tascón y asesinaron a fray Jacinto García Riesco. El padre Abraham Furones fue también herido de gravedad y quedó en plena calle varias horas hasta que expiró, tras una agonía larga entre insultos y mofas. Tenía cuarenta y tres años.

El Beato Luis Furones ejerció su ministerio como dominico varios años en Centroamérica, particularmente en el convento de Santo Domingo en Guatemala, donde fue presidente de la HSS y el encargado de traer al país los primeros pasos para el Santo Entierro.

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