Carlos Sanz, tras sufrir el ataque de un lobo en Robledo: “Fue una reacción inusual”
Carlos Sanz se recupera todavía de las heridas producidas por uno de los lobos que habita en el Centro del Lobo de Robledo. El biólogo responsable del mantenimiento y manejo de los cánidos utiliza su página web oficial para relatar los acontecimientos que se produjeron el 26 de mayo y que finalizaron con el ataque de ‘Atila’ que le produjo importantes heridas en brazos, piernas y cuero cabelludo.
Antes de explicar la situación que le llevó al hospital, Sanz reivindica su labor como trabajador en este sector en los últimos cuarenta años: “Llevo trabajando y conviviendo con lobos más de cuarenta años, habiendo criado más de un centenar de ejemplares para diversos programas de televisión, documentales, exposiciones y todo tipo de proyectos didácticos y divulgativos relacionados siempre con la defensa y la conservación de la especie, desde los tiempos de “El Hombre y la Tierra” hasta la actualidad. Y en todos estos años jamás había sufrido una agresión directa por parte de un lobo, ni había tenido siquiera que ir al médico para curarme ninguna herida ocasionada por alguno de estos animales”.
Pese a esta experiencia impoluta en su trabajo con los lobos, el pasado 26 de mayo recibió el ataque de uno de los machos de la manada, ‘Atila’, en lo que fue una reacción “agresiva y totalmente inusual”, a juicio del propio Carlos Sanz. Una de las lobas estaba en un avanzado estado de gestación y esa situación pudo provocar el incidente: “Es probable que en ese momento Atila se sintiese algo celoso y excesivamente protector de su hembra, reaccionado de forma imprevista y con una marcada agresividad hacia mi persona. Todo pese a que el macho dominante de esa manada siempre me ha respetado pese a que me ha podido considerar en cierto modo como un “competidor” en determinadas circunstancias”.
Para Carlos Sanz se trata de un ataque se produjo de una forma “totalmente inesperada y agresiva”, lanzándose sobre él de una reacción “absolutamente inusual y extraordinaria en un lobo troquelado y socializado con las personas desde sus primeros días de vida”. El biólogo responsable del mantenimiento y manejo de los cánidos agradece la rápida intervención y ayuda de Silvia y Darío, dos trabajadores más del centro, para socorrerle y avisar al Servicio de Emergencias de Castilla y León. “Felizmente, y aunque las heridas fueron múltiples y de cierta gravedad, afectándome principalmente a los brazos, a la pierna izquierda y al cuero cabelludo, ninguna de ellas me afectó al cuello ni a ningún órgano vital, ni tampoco a venas, tendones ni nervios importantes”, explica.
Por último, y pese al importante susto, se muestra deseoso de recuperarse cuanto antes de las heridas y volver a su puesto de trabajo: “Espero que en pocos días me den el alta médica y pueda reincorporarme al trabajo a la mayor brevedad posible, con muchos ánimos y ganas renovadas de seguir luchando por la conservación del lobo y por su compatibilidad con los humanos de todo tipo y condición”.
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