En plena era digital, cuando se produce avances a pasos agigantados, hay zonas donde todavía se encuentran accediendo a la primera revolución tecnológica. Sobre todo en provincias rurales como Zamora, donde decenas de municipios tienen problemas de cobertura para telefonía móvil. Lugares donde ni siquiera es posible mantener una conversación telefónica de forma nítida y estable.
Se trata de una situación que puede ser agradecida por quienes buscan olvidarse del estrés de la ciudad y por tanto estar desconectados literalmente unos días, pero no por quienes tienen que vivir allí cada día y quienes quieren emprender un negocio.
El problema fundamental se produce cuando las ondas que emiten las antenas de telefonía no consiguen superan todos los estorbos que se encuentran por el camino, como las montañas o la vegetación alta, y la señal no llega a los receptores. Por esta causa, existe un número importante de núcleos de población menor, sobre todo de las zonas rurales, que tienen un servicio de voz pésimo e incluso inexistente.
A los inconvenientes orográficos hay que sumarles las reticencias vecinales que se presentan ante la instalación de nuevas antenas, dispositivos necesarios para solucionar el problema de cobertura. Esta oposición se debe, en gran medida, a lo extendida que está la creencia de que las antenas tienen efectos nocivos para la salud.
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