Descubre la ruta zamorana que ha ganado el premio al sendero más popular de Castilla y León

Recibe el reconocimiento de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo este próximo sábado

Un senderista realizando una parte del trazado de La Gran Ruta de los Molinos y Lameiros
Un senderista realizando una parte del trazado de La Gran Ruta de los Molinos y Lameiros

La Gran Ruta de los Molinos y Lameiros (GR-298), situada en el municipio zamorano de Pedralba de la Pradería —al noroeste de la provincia—, ha sido premiada como el sendero más popular de Castilla y León, galardón que otorga la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León por su labor en la promoción del senderismo transfronterizo.

En el corazón de la Raya, entre montes, molinos y leyendas, esta ruta GR-298 ha situado a Pedralba de la Pradería en el mapa del turismo sostenible. Se trata de un premio que reconoce el valor natural, cultural y turístico de este itinerario transfronterizo.

El premio se entregará en la VIII Gala de los Deportes de Montaña de Castilla y León, que tendrá lugar el sábado, 8 de noviembre, en el Centro Cívico San Agustín de Burgos, en un acto presidido por el presidente de la Federación, Álvaro Ramos Robles.

“Este reconocimiento pone en valor un trabajo colectivo de muchos años, compartido con nuestros pueblos vecinos y con las instituciones que han creído en un modelo de desarrollo rural basado en la conservación y la identidad”, ha señalado el alcalde de Pedralba de la Pradería, Francisco Guerra Gómez.

Una ruta entre dos países y siete pueblos

El GR-298 “Entre Molinos y Lameiros” recorre 67 kilómetros uniendo España y Portugal a través de siete pueblos: Rihonor de Castilla, Santa Cruz de Abranes y Calabor (Zamora) con Aveleda, Varge, Guadramil y Rio de Onor (distrito de Bragança).

El recorrido, señalizado y apto para senderistas de nivel medio, serpentea entre bosques de robles y castaños centenarios, antiguos molinos de agua, hornos comunales, miradores y restos arqueológicos. Ofrece así una experiencia única de inmersión en la naturaleza y en la memoria viva de la frontera.

Patrimonio, naturaleza y turismo slow

La ruta pone en valor la arquitectura tradicional, los molinos harineros, el ciclo del pan y los lameiros (prados húmedos de siega). Además, rinde homenaje al legado de contrabandistas y trashumantes que durante siglos transitaron estas sendas.

El sendero constituye, a su vez, una de las puertas occidentales de la Sierra de la Culebra, santuario del lobo ibérico y espacio privilegiado para la observación de fauna, la berrea del ciervo o la contemplación del cielo nocturno.

“Este sendero demuestra que el turismo rural puede ser una potente herramienta para preservar la memoria y tender puentes entre comunidades vecinas”, destacó el alcalde.

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