¿Dinero guardado u oportunidad perdida? La Diputación de Zamora y sus millonarios remanentes sin ejecutar

El futuro de la Diputación, por lo tanto, se presenta lleno de promesas de inversión, pero con una sombra de dudas sobre la capacidad real de la administración para transformar esas promesas en proyectos concretos.

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El presidente de la Diputación de Zamora, Javier Faúndez ha hecho balance este miércoles de la liquidación del presupuesto de 2024 y no ha escatimado en elogios a la gestión económica de la institución. "Estamos en la mejor situación económica de la historia," destacó, poniendo en valor el hecho de que no existe deuda y de que la liquidación arrojaba un remanente de casi 10 millones de euros, lo que, a su juicio, pone de relieve que la política fiscal de la Diputación es eficiente.

"La Diputación está saneada, con estabilidad financiera y con los recursos suficientes para afrontar no solo el presente, sino también el futuro", ahondó, en relación al remanente acumulado y al compromiso de hacerse un nuevo un traje a medida para el próximo mandato.

Pero, mientras Faúndez alababa la gestión de la Diputación, los datos conocidos por Izquierda Unida dan un poco de miedo. Según la formación, el ejercicio de 2024 cerró con un récord histórico de 100,7 millones de euros de remanentes de crédito sin ejecutar, incluyendo los remanentes de la Diputación y de la del Patronato de Turismo.

Un dato que no es poco, y que ha sido calificado por la formación como un ejemplo evidente de "incompetencia", porque han sido incapaces de utilizar estos recursos para hacer frente a los problemas de la provincia.

El crecimiento de los remanentes ha superado las expectativas. Pese a que el presupuesto cerraba con un incremento de casi 5 millones, el cierre del remanente suponía un casi 10,57 millón, lo que hace tambalear la capacidad de la Diputación de hacer viable todos sus proyectos. "De qué sirve incrementar los presupuestos si el dinero sigue sin ejecutarse?", se pregunta Izquierda Unida, poniendo de manifiesto que la caja cerró el año 2024 con 109,9 millones de euros, casi 10 millones más con el inicio de la pandemia.

A pesar de las cifras de crecimiento presupuestario, la crítica de Izquierda Unida se centra en que este dinero sigue sin llegar a los municipios más necesitados. La formación denuncia que mientras las cifras de remanentes siguen aumentando, los pueblos de Zamora siguen enfrentando problemas estructurales como la despoblación y la falta de servicios básicos. En este sentido, acusan a la Diputación de ser una "administración rica que no invierte en el territorio", señalando que, en lugar de actuar con rapidez para aliviar los problemas locales, se opta por dejar el dinero en el banco.

Faúndez, por su parte, defendió el enfoque de la Diputación, asegurando que gran parte de los fondos no ejecutados están destinados a proyectos de gran envergadura que requieren tiempo de tramitación, como los fondos europeos y las inversiones en infraestructuras. A pesar de las críticas, anunció que se destinarán "no menos de 25 millones de euros" a un Plan Extraordinario de Inversiones para el periodo 2025-2027, que tiene como objetivo mejorar la provincia, pero que según los detractores, llega tarde y con demasiadas reservas.

El futuro de la Diputación, por lo tanto, se presenta lleno de promesas de inversión, pero con una sombra de dudas sobre la capacidad real de la administración para transformar esas promesas en proyectos concretos. En una provincia que sufre los efectos de la despoblación y la falta de recursos, la gran pregunta sigue siendo: ¿puede la Diputación de Zamora justificar estos remanentes millonarios mientras sus habitantes siguen esperando soluciones?

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