La terraza del Ramos Carrión presentaba en la mañana de este domingo un gran ambiente en el que numerosos zamoranos se han acercado a descubrir las particularidades del oficio tradicional ligado al sector ovino en la Carpa de los Oficios.
Allí, han tenido lugar dos mesas redondas que han contado con numeroso público y en el que se ha podido escuchar las opiniones de expertos textiles y de jóvenes ganaderos.
Por un lado, se ha analizado el pasado, presente y futuro del textil ovino, poniendo en valor la importancia de la trashumancia, tradición que a día se sigue haciendo en muchos casos ''por amor más que por rentabilidad'', tal y como han señalado.
Made in Slow es una plataforma española creada con la intención de recuperar y preservar el rico patrimonio y los valores tradicionales que tienen dificultades para mantenerse vivos. Su fundador, Alberto Díaz, ha estado presente y ha señalado que el problema del textil ovino en España es que ''la lana es un subproducto, el ganadero no cobra por ella y se marcha fuera'', apostando por el negocio cárnico del producto.
El textil ovino necesita de un hilo con ciertas particularidades, algo que a día de hoy es difícil encontrar porque ''no se paga y por lo tanto no se esquila bien''.
La misma mesa, ha contado con la presencia de jóvenes ganaderos que han visto en las redes sociales una forma de acercar el trabajo tradicional a las nuevas generaciones urbanitas que, en muchos casos, desconocen todos los procesos de cría de un animal hasta su consumo.
De la mesa ha formado parte Pilar Pascual, conocida en redes sociales como Agripilar y donde aglutina ya a más de 10.500 seguidores para defender el campo y también para explicar todas las actividades que realizan en su explotación, dedicada al cultivo de pistachos.
Pilar, que además del cultivo de pistachos posee ganado, se ha mostrado reticiente a las ''nuevas políticas de moda'' que vestidas de ''moda y ecología'' impiden, por ejemplo, dar determinados medicamentos a los animales.
También han estado presentes dos hermanas ganaderas de Pasariegos de Sayago que tras salir del pueblo decidieron regresar con la esperanza de poder vivir de la ganadería y dar a conocer lo que era vivir en el campo y las razas autóctonas y las particularidades de su manejo.
Ambas, junto con Fernando, otro joven emprendedor, coinciden en la falta de apoyos por parte de las instituciones, representadas por personas que ''dictan las normas sin tener ni idea ni haber pisado un campo en su vida''.
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