El Rey Juan Carlos I ha hecho pública su decisión de renunciar al Trono de España y transmitir la Jefatura del Estado a su hijo, el Príncipe Felipe, desarrollando el proceso previsto para ello en la Constitución.
Ante este importante acontecimiento, lo primero que cabe expresar es el profundo respeto por la decisión de Don Juan Carlos, que sin duda está informada sobre todo por su gran sentido de la responsabilidad y que va a contribuir desde la Jefatura del Estado a impulsar un tiempo de renovación y recuperación necesario en la historia constitucional de España.
Junto a lo anterior, es de justicia expresar asimismo un sincero agradecimiento a Su Majestad El Rey por estos casi 40 años de trabajo y de servicio a España, en uno de los reinados más largos y fructíferos de nuestra historia, que ha sido uno de los pilares fundamentales de todo este periodo de paz, libertad, estabilidad y progreso.
Finalmente, este es también un momento especialmente oportuno para reiterar la convicción del valor y vigencia de la Constitución como marco legítimo de nuestra convivencia en democracia, que ahora debe garantizar la total normalidad institucional en el cambio de la Jefatura del Estado, contando además para ello con la plena madurez y gran preparación del actual Príncipe de Asturias, fiel representante de una nueva generación de españoles.
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