En la provincia de Zamora, que suele distinguirse por presentar algunos de los indicadores socioeconómicos más preocupantes de toda España, es fácil entender que cada vez sea más complicado cuadrar la organización del territorio para que la feligresía reciba toda la atención que merece.
En este contexto, sacerdotes como el párroco de San Juan del Rebollar, Teo Nieto, no tienen un segundo que perder, no en vano da cobertura a 43 núcleos de población. Él huye de cualquier dato estadístico y se limita a decir de sí mismo que es “un cura en distintos pueblos de Aliste y consiliario” del Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos.
“Lo importante es trabajar, sintiendo que tenemos que transformar nuestra iglesia, nuestra iglesia diocesana, en este caso. Cuando uno tiene ese sentimiento de pertenencia a algo, valora quién es y qué puede aportar. Y eso es algo que se tiene que hacer en el día a día pero también a largo plazo. Es decir, no podemos vivir en el inmediatismo”, subraya.
“Uno tiene que tener un proyecto personal de vida, en el que encaja ese sentimiento de pertenencia, en este caso, a la Iglesia diocesana. Lo que puedo aportar lo contrasto con una comunidad y, además, lo contrasto con alguien que está más allá, que es Dios, en la oración”, añade.
Teo Nieto aboga por que “sean los propios cristianos quienes aportemos” para que la Iglesia tenga un “buen colchón económico propio”, de manera que “dependa lo mínimo posible de subvenciones o de fundaciones”. “Que tenga esa libertad para poder decir no solo voy a ayudarte, sino que, además, voy a defenderte, voy a ser tu apoyo, voy a ser tu voz cuando tú no la tengas voz y voy a procurar que tú puedas tener voz. Para eso, desgraciadamente, en este mundo, se necesita esa libertad económica”, apostilla.
Kilómetros de fe rural: un cura para 43 pueblos de Zamora
La despoblación, el envejecimiento y la pérdida de vocaciones se convierten en el día a día de los sacerdotes de las zonas rurales de Castilla y León

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