El 2022 está siendo un año duro y extraño para todos aquellos que viven del campo en la provincia de Zamora. Tras un verano desgarrador en el que la provincia ha sufrido los mayores incendios de la historia de la comunidad, la falta de lluvias ha dado paso a una sequía que ha hecho estragos en el cultivo de los campos, encareciendo el producto final y dejando estamapas insólitas en los pantanos.

Además, la situación de los embalses y la negativa de la Confederación Hidrográfica del Duero a permitir el riego en determinados momentos ha generado cierta tensión entre los agricultores que incluso llegaron a manifestarse en Zamora por el trasvase de agua a Portugal como consecuencia del cumplimiento del tratado de Albufeira.

Finalmente, las lluvias han vuelto a aparecer en la provincia y en tan solo unos días los pantanos ya presentan incrementos significativos en la cantidad de agua acumulada. Así, el embalse de Ricobayo, el más importante de la provincia en términos de capacidad con 1.145 Hm³, ha pasado en tan solo una semana de estar con 227Hm³ al 19,83 de su capacidad a registrar en el día de hoy 234,23 Hm³, lo que supone un 20,46% del total.

Por su parte, el embalse de Cernadilla, que recoge el agua del Tera, ha pasado de embalsar 25Hm³ a 29,65, un incremento del 1,85% para representar un 11,63 de la capacidad total.

Por último, el embalse de Valparaíso permanece prácticamente en los mismos valores y el embalse de Almendra, que pese a pertenecer a Salamanca, nutre a muchos municipios zamoranos, ha pasado de embalsar 694Hm³ a 700, lo que supone pasar de una ocupación del 26,1 % al 26,4%.

 

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