Un Lunes de Aguas 'impermeable' al paso del tiempo bajo el amparo de la tradición más sentida en este pueblo de Zamora

Imperturbables ante el paso del tiempo se mantendrán siempre las tradiciones mientras haya quien ponga todo de sí para que así sea. En La Bóveda de Toro, luchan por que algunas tradiciones sigan adelante y por imbuir en los más jóvenes la importancia de seguir manteniendo activas zonas otrora llenas de vida y que ahora luchan sin cuartel y en desigualdad de condiciones contra un enemigo invisible, pero tremendamente poderoso como es el paso del tiempo.

Una de esas tradiciones que los bovedanos y bovedanas luchan por mantener es el Lunes de Aguas, celebrado esta semana en la localidad con un pueblo entero volcado en una festividad en la que mayores y pequeños se unen bajo el cálido manto de la ilusión. Esta celebración cuenta tanto con una parte religiosa, como un apartado más jolgoriento y colorido junto a las carrozas.

Primero se celebró la misa, para después acompañar a la Virgen Dolorosa hasta el monte Contadero. La imagen sube al monte acompañada de todos sus fieles y en una carroza vestida por los mozos. Además de la carroza que porta tan honrosa pasajera, este año han acompañado a la comitiva otras dos, elaboradas por la juventud del pueblo. 

Por un lado, estaba la carroza 'Desmelena - T Bóveda', caracterizada como si de una peluquería se tratase, con interpretación de los chicos y chicas de entre diez y trece años que la han elaborado y que llevan haciéndolo desde sus edades más tempranas, cuando eran ayudados por sus padres y ahora su creatividad vuela libre. Y también los más pequeños, dejando claro que la tradición de La Bóveda de Toro tiene presente y, sobre todo, mucho futuro, crearon la Carroza del Circuito, en su primer año siendo partícipes activos de esta celebración.

Ya en el Contadero, los vecinos disfrutaron en hermandad de los hornazos, rosquillas y todo tipo de viandas, todo ello irrigado por una fresca limonada y vinos de la zona. Emoción, recuerdos, ilusión y, sobre todo, esperanza por seguir viendo fe en una celebración que otrora deslumbraba y que, como tantos pueblos en la provincia, sigue remando contracorriente. Lo que está claro es que, efectivamente, las tradiciones nunca morirán mientras haya quien luche desde el corazón para mantenerlas con vida.