Las mujeres de 'rompe y rasga' que mantienen viva la tradición en Zamora
Este sábado se celebra en Benavente el VII Encuentro Provincial de Águedas
El VII Encuentro Provincial de Águedas, organizado por la Diputación de Zamora este sábado, 27 de enero, en Benavente, concentrará a más de 1.500 águedas de la provincia, a las que se suma una representación de la vecina localidad leonesa de La Bañeza.
Las actividades programadas comenzarán a 11.30 horas con la concentración de las águedas en la Plaza Mayor, en la que la alcaldesa de Benavente, Beatriz Asensio Boyano, cederá el bastón de mando a la Águeda Mayor, Sara Verdugo de la Cal, de la Asociación Cultural Las Candelas.
A las 12:15 horas comenzará el desfile que partirá desde la Plaza Mayor para continuar por Pasaje Guindas, Calle La Rúa, Plaza de Santa María, Plaza de la Madera, Calle Sancti Spíritus, Plaza Juan Carlos I y Calle Doctor García Muñoz para finalizar en la Plaza de Santa María.
Acto seguido se celebrará la tradicional misa en la Iglesia de Santa María de Azoague. A la finalización, las águedas se desplazarán por la Calle Herreros hasta la Plaza de la Virgen de la Vega desde la que se desplazarán en autobuses hasta en el Centro de Transportes de Benavente, que cuenta con la capacidad suficiente y necesaria para acoger a todas las participantes, en el que disfrutarán de la comida de hermandad con la que concluirán los actos programados.
HISTORIA DE LAS ÁGUEDAS
Las fiestas de águedas son muy comunes en Castilla y León. En Burgos acostumbraban a ser protagonizadas por hombres, como en el País Vasco o La Rioja. En cambio, en Segovia, Valladolid, Ávila, Salamanca, Palencia, León y Zamora existen fiestas de águedas en las que la protagonista es la mujer.
El caso de Zamora capital es paradigmático y el más representativo, junto a Zamarramala en Segovia, Tiedra en Valladolid y La Bañeza en León.
En la ciudad de Zamora existen varias cofradías dedicadas a celebrar Santa Águeda. Son cofradías antiguas, desconociéndose, en el caso de la de San Lázaro, la fecha de fundación.
Los actos tradicionales constan de misa y procesión dedicados a la santa, en la que eran y son las propias cofrades las que portan las andas de la imagen. Este hecho era extraño para los ojos de los zamoranos del pasado, por lo que las águedas no estaban bien vistas entre parte de la vecindad.
Una vez realizados los actos religiosos las águedas salían por las calles de la ciudad a pedir la “miaja”, en origen una dádiva conformada por elementos comestibles. En la actualidad se entrega dinero. Para ello se atavían con la indumentaria tradicional y van cantando y bailando, acometiendo a los transeúntes varones para solicitarles dicho aguinaldo. Estas peticiones y el propio desplazamiento de las águedas va acompañado por estrofas que cantan a los concurrentes, muchas veces de carácter jocoso o picante. Existe cierto punto de improvisación en este repertorio, ya que cabe la posibilidad de adaptarlo a las circunstancias particulares.
Uno de los actos más destacados es la petición de la miaja a las autoridades del Ayuntamiento. La fiesta se celebra el 5 de febrero, día de Santa Águeda, celebrando las de San Frontis la víspera y el día después. Las de San Lázaro celebran el día 5 y los dos siguientes, siendo estos dos los aprovechados para salir por las calles zamoranas.
El acompañamiento musical de sus canciones y bailes es la pandereta, que portan casi todas ellas y la flauta de tres agujeros y el tamboril, de los que se hace cargo un tamborilero, hombre, único varón integrado en el grupo y que es remunerado por tal oficio. Sus notas también acompañan los actos religiosos, en especial la procesión. En los últimos años también hay tamborileras que acompañan a estas mujeres.
A día de hoy la fiesta sigue manteniendo parte de su sabor tradicional, en lo referido a los actos realizados por las dos cofradías citadas, pero se han creado asociaciones, ajenas al contenido religioso, que han desvirtuado la fiesta, a decir de las participantes más veteranas. En el momento actual es común realizar un día de reunión de asociaciones de águedas, en el que se celebra un acto nuevo, la entrega del bastón de mando del alcalde a una de esas mujeres, en representación de la toma del poder, pero ni tal escena ni tal significado forman parte de la fiesta de águedas patrimonial.
El peso de la mujer en esta manifestación es notorio, aunque ha perdido el valor extraordinario que tenía en años pasados, cuando estas mujeres eran muy mal vistas, siendo vilipendiadas o insultadas por algunos hombres a los que se les solicitaba la “miaja”. Algunas de ellas sufrieron malos tratos tras salir a celebrar Santa Águeda y otras lo evitaron por la ayuda que suponía el aporte de alimentos de la “miaja” a unas familias de baja extracción social. Desde la década de 1980 ha cambiado el contexto y ha desaparecido el componente machista en los viandantes.
En cuanto al futuro de la fiesta, hace cuarenta años estuvo a punto de desaparecer, quedando en San Lázaro cinco únicas cofrades, hasta que varias jóvenes tomaron el relevo y revivieron el rito. A día de hoy hay numerosas águedas pero, como queda señalado, se ha perdido gran parte del fondo de la tradición, a decir de las encargadas de su salvación hace unos años.
Una de las estrofas entonadas por las águedas de San Lázaro es la siguiente:
Míralas por donde vienen
las águedas zamoranas
míralas por donde vienen
por la cuesta La Morana.
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