Olmo de la Guareña: el pueblo que grita en el silencio del "abandono institucional"

Ahora Decide reclama a la Diputación que incluya la carretera en su próximo Plan de Obras

Olmo de la Guareña: el pueblo que grita en el silencio del "abandono institucional"
Olmo de la Guareña: el pueblo que grita en el silencio del "abandono institucional"

Olmo de la Guareña, localidad perteneciente al municipio de Vallesa de la Guareña, sufre un abandono institucional que sus vecinos ya no están dispuestos a soportar en silencio. Este pequeño enclave rural, situado en el extremo sureste de la provincia de Zamora, apenas cuenta con una veintena de habitantes en invierno, cifra que se multiplica por veinte en verano, superando los 400.

Las carencias son múltiples y visibles: una carretera en ruinas que solo ha sido reparada parcialmente, un salón social abandonado, un consultorio deteriorado, casas en ruinas en pleno centro del pueblo que suponen un riesgo para los vecinos y ni rastro de un bar, un punto de reunión o un parque para los niños.

La carretera ZA-L-2110, única vía de conexión entre Olmo y Vallesa de la Guareña, se ha convertido en símbolo del agravio. La Diputación de Zamora ha asfaltado solo medio kilómetro de los tres que la componen —justo el tramo que discurre por Vallesa— dejando sin intervención los 2,5 km que conducen a Olmo. “Nos han dejado con la boca abierta”, aseguran los vecinos, que consideran la decisión un agravio injustificado.

Esta carretera no solo conecta a los habitantes con el resto de la provincia a través de vías clave como la CL-605, la ZA-604, la N-620 o la A-62. También es imprescindible para los servicios básicos como el transporte escolar, sanitario, reparto postal o venta ambulante.

Frente a las recientes declaraciones de la Diputación, que aseguraba “trabajar de forma constante incluso en los municipios más alejados”, la formación Ahora Decide denuncia que eso no es cierto y que Olmo de la Guareña es prueba palpable de una gestión desigual del territorio rural.

Uno de los casos más llamativos de esta dejadez es la ausencia de un parque infantil. En el verano de 2022, más de 50 jóvenes se manifestaron para pedir un espacio digno donde jugar, una protesta que llegó incluso a la portada del diario La Opinión de Zamora. Hoy en día, el único parque existente —junto al río— está completamente invadido por la vegetación, convertido en una jungla impracticable.

Desde Ahora Decide reclaman a la Diputación que incluya la carretera en su próximo Plan de Obras, que asesore a la alcaldesa en la resolución de las ruinas urbanas y, sobre todo, que atienda la petición más básica: un parque infantil digno para los niños que cada verano devuelven la vida al pueblo de sus abuelos.

“Este pueblo está abandonado de la mano de Dios”, lamentan los vecinos, que solo piden lo mínimo para seguir formando parte del mapa.

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