La página del Grand Prix escrita desde Zamora: "Aquello fue un acontecimiento para todo el pueblo"

El Gran Prix regresa a la pequeña pantalla

23 abr 2023 - 09:25
Equipo de Fermoselle en el Grand Prix del Verano. 1998. Cedida.
Equipo de Fermoselle en el Grand Prix del Verano. 1998. Cedida.

Era casi un grito unánime de toda una generación que creció las noches de verano viendo a dos pueblos enfrentarse a pruebas como la patata caliente, los troncos locos o las manos musicales y que ahora, por fin, es realidad: el ‘Grand Prix del Verano’ regresa a la pequeña pantalla y lo hará previsiblemente con el que fuera su presentador más carismático, Ramón García.

Tras varios años de rumores sobre su posible regreso, la cadena pública ha llegado a un acuerdo con Europroducciones, propietaria de los derechos, para recuperar un formato que tanto éxito tuvo entre 1995 y 2005.

La nueva temporada será la duodécima que se emita en la cadena pública, y la decimoquinta si se tiene en cuenta su emisión en la FORTA hasta 2009, cuando Bertín Osborne asumía la conducción del espacio y que cosechó un éxito mucho más discreto.

Según los datos que se han podido conocer, el Consejo Administrativo de RTVE ha aprobado la producción de siete nuevos episodios este mismo verano, cuando pueblos de toda España volverán a verse las caras en las míticas pruebas del programa que, si bien la mayoría podrá mantener su esencia, los nuevos tiempos impiden que el concurso cuente con una vaquilla.

Fuentelapeña y Fermoselle, embajadores de Zamora

Pese a estar quince temporadas en antena, tan solo dos municipios de la provincia de Zamora acudieron a participar en el programa veraniego. El primero de ellos, Fuentelapeña, acudió en la primera temporada del programa en 1995, momento en el que el programa aún no se llamaba ‘El Gran Prix del Verano’, si no que el proyecto nació bajo el nombre de ‘Cuando Calienta el Sol’ y en lugar de los habituales dos equipos participantes, lo hacían cuatro en el mismo programa.

Fuentelapeña acudió en el tercer programa y compitió con el color rojo frente a los municipios de Haría (Lanzarote), Villar de Cañas (Cuenca) y Uncastillo (Zaragoza), resultando como ganador el municipio lanzaroteño. Miguel Ángel Tirado, más conocido como Marianico el Corto, fue el padrino del municipio zamorano en aquella ocasión.

Con el programa consolidado en antena, en 1998 le llegó el turno a Fermoselle, que compitió con el color azul frente al municipio de Campos, en Mallorca, y al que venció por 18-15, puntos insuficientes para alcanzar la final de aquel año.

‘’Aquello fue un acontecimiento para todo el pueblo. Pusieron una pantalla gigante en la plaza para verlo’’, rememora Roberto Fariza, uno de los fermosellanos que se desplazó hasta los míticos estudios de Prado del Rey para la grabación del programa.

Un concursante, que no ha tenido reparos en hablar de la ‘magia’ de la televisión a pesar de salir victoriosos y es que, tal y como confiesa, la productora realizaba un ensayo general el día previo para después manipular las pruebas e igualar la contienda: ‘’Aquello estaba decidido como iba. El día anterior hicimos un ensayo y ganamos todas las pruebas menos la de la vaquilla, que la perdimos los dos días, pero, el día siguiente, todo se igualó mucho más a pesar de que ganamos’’, señala Roberto.

Si hubo un elemento al que el programa le sacó el máximo rendimiento fue a la mítica cinta transportadora, que fue la estructura sobre la cual se disputaron innumerables pruebas. En ‘La Hora del Baño’, los participantes debían recorrerla en sentido contrario mientras sus compañeros les colocaban flotadores con el objetivo de llevar al punto final el máximo número de ellos. Roberto, que fue uno de los fermosellanos que disputó esta prueba, y que tal y como recuerda, ‘’aquel día era imposible. El día anterior lo hicimos bien y ganamos, pero el día del programa se ve como la cinta iba mucho más rápido y era prácticamente imposible.’’

Y es que probablemente, no hubo pueblo en la historia del Grand Prix que se tomará más en serio lo de dejar el nombre de su municipio en lo más alto. En Fermoselle, una vez sabido que se iba a participar en el concurso, las estructuras se recrearon en el polideportivo y todos los participantes estuvieron entrenando antes de la competición: ‘’Incluso la rampa la construyeron unos de aquí y estuvimos entrenando. Íbamos muy bien preparados y en el ensayo arrasamos claro’’, señala Roberto Fariza.

Un programa que marcó a una generación y por el que, a día de hoy, en Fermoselle, todavía es posible ver a alguien por la calle con una camiseta azul y el logo con la vaquilla a la espalda.

Un programa en el que a cualquier pueblo le apetece participar, pero al que, con la despoblación, es cada vez más difícil acudir: ‘’Nosotros ya estamos todos muy mayores y ya no hay juventud suficiente para hacer un equipo como el que hicimos entonces’’, lamenta Fariza, recordando con emotividad aquel momento.

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