De uno a otro extremo de la cprovincia de Zamora la llegada del 1 de mayo propicia la instalación de los mayos, esas figuras de trapo o «peleles» que pregonan la fecundidad de la primavera.
En Rabanales, Santa Cristina de la Polvorosa, en Burganes de Valverde, en la Milla de Tera, en Molezuelas de la Carballeda, en Cubo de Benavente, en Uña de Quintana, en Congosta o en Ayoó de Vidriales, así como en otras localidades, los mayos se preparan con delicadeza como si se tratase de un símbolo más del pueblo.
Los jóvenes de Rabanales han optado por un símbolico mayo reivindicativo contra la guerra en Ucrania. El mayo de la localidad alistana ha estado protagonizado por la figura de Vladimir Putin. Una elección que pone de manifiesto el rechazo a la guerra iniciada en Ucrania.
Sujetando bien el mayo
Preparando el mayo en Molezuelas
El mayo instalado en Molezuelas
En Molezuelas de la Carballeda a la figura rellena de paja no dudaron en colocarle un paraguas por eso de resguardarse del sol y de la lluvia. En La Milla de Tera el tradicional mayo, en este caso una pareja, se alegra de la llegada de las fiestas y verbenas tras la pandemia. En Uña de Quintana se instalaron dos mayos, uno en homenaje a las madres, en este primer domingo del mes de mayo y, el otro, en la zona de ocio indicando la dirección del bar chiringuito y la pulpada que ayer degustaron muchos vecinos y foráneos. Un manjar que tienen previsto organizar todos los primeros domingos de cada mes.
Colocando la pareja de mayos en La Milla de Tera
Un mayo en Uña homenajea a la madre
Este mayo de Uña señala donde se cuece el pulpo
En Congosta de Vidriales, los mayos pregonan a los cuatro vientos la familia. En Ayoó de Vidriales se ha apostado en esta ocasión por la denuncia de la guerra.
La pareja de mayos en Ayoó
Los mayos de Congosta
En Santa Cristina de la Polvorosa han sido los quintos quienes izaron la viga y el mayo. Del mismo modo en Burganes de Valverde aunciando las fiestas de la Virgen de Mayo.
De extremo a extremo de la comarca, el paso del mes de abril al de mayo se viste de figura de trapo en las alturas para la contemplación visual de los vecinos rindiendo tributo a la fertilidad de los campos. Una figura que viene recobrando su época dorada en las dos últimas décadas, no sin antes superar años y años de dejadez en algunos pueblos. Y eso porque en los últimos años y en algunas localidades de los Valles se ha recuperado esta ancestral tradición invadida de narrativa legendaria y guiños reivindicativos.
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