“El intento de sabotaje en la seguridad pudo ser el desencadenante del ataque”
La teoría de que el intento de sabotaje en la seguridad del Centro del Lobo de Robledo pudo generar una situación de estrés en los cánidos y pudo ser la generadora del ataque toma fuerza con el paso de las semanas. Así al menos lo sostuvieron los técnicos de la Junta de Castilla y León y también el propio Carlos Sanz, que reflexiona con el paso de los días.
“Mientras mis compañeros Silvia y Tomás realizaban una serie de tareas, repararon en que alguien había roto el candado y había dejado las puertas abiertas intencionadamente, y que además había realizado un gran boquete en el cercado, cortando un amplio tramo de la gruesa alambrera del vallado de aproximadamente 2,5-3 m. de largo por 1 m. de altura. Para rematar la faena había doblado la alambrera cortada en su parte inferior, y había colocado encima ramas de brezo y otros arbustos para que los lobos no recelaran y pisaran encima, con la clara intención de que se salieran por el orificio practicado. Y para rizar el rizo había cortado también el cable del pastor eléctrico de seguridad, y se había divertido practicando un corte de similares características y amplitud a pocos metros de distancia y a la misma altura, en el doble vallado de seguridad que recorre perimetralmente toda la extensión del Centro, con la clara intención de que los lobos hubieran atravesado sucesivamente las dos aberturas paralelas practicadas en la doble cerca y que se hubieran escapado a terreno libre y abierto”, explica Carlos Sanz en su carta redactado en su página web oficial.
Parece imposible confirmar al cien por cien que esta situación fue la que provocó el ataque al trabajador del Centro del Lobo de Robledo, pero para Carlos Sanz son situaciones que van intrínsecamente ligadas: “Nunca sabremos con total seguridad si los insensatos que se divirtieron la noche anterior cortando los vallados estuvieron además hostigando a los lobos para que escaparan de sus recintos, ni si estos hechos fueron el detonante que hizo explotar con inesperada agresividad el instinto protector de “Atila” hacia su hembra, o si los cortes de los vallados (al parecer con una radial…), los ruidos y movimientos a horas intempestivas, los gritos, las carreras, los nervios, el estrés y el “mal rollo” general que hubo el día anterior en el Centro entre personas y animales pudo influir, de forma decisiva, en el insólito y excepcional comportamiento del lobo hacia mi persona, que pudo tener consecuencias mucho más graves”.
Lo que sí tiene claro el biólogo responsable del mantenimiento y manejo de los cánidos es que “no cabe duda de que el intento de sabotaje perpetrado por unos salvalobos irresponsables desestabilizó el normal y buen funcionamiento del Centro del Lobo Ibérico, y ha supuesto una grave amenaza para la propia continuidad de este importante Proyecto de educación ambiental, de divulgación y de sensibilización sobre esta emblemática especie de nuestra biodiversidad”.
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