Piratas, princesas, caballeros medievales, hadas o tamagochis fueron algunos de los disfraces que los vecinos de Tierra del Vino se enfundaron para disfrutar del Carnaval. Colorido, mucho, e ilusión para celebrar una fiesta que pequeños y mayores disfrutan en una jornada de cariño y diversión.
No faltó la charanga, con su música que levanta el ánimo, ni tampoco los bailes para hacer que el cuerpo entrara en calor. Los Carnavales de Tierra del Vino fueron una jornada de diversión y entusiasmo con un ambiente espectacular. La amenaza de lluvia no desdibujaron unos días inolvidables.
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