La veterinaria rural lucha contra el desinterés de las nuevas generaciones: “Las dificultades hacen que muchos digan: 'Esto no es para mí'"
El Colegio de Veterinarios de Zamora advierte de que muchos de los jóvenes veterinarios rechazan ejercer en el ámbito rural por las duras condiciones laborales, la baja remuneración y la influencia de movimientos como el animalismo o el veganismo
Zamora se enfrenta a una falta de relevo generacional entre los veterinarios rurales, una preocupación latente que, con el paso de los años, se hace cada vez más evidente. Se trata de una profesión imprescindible, que vela por el bienestar animal y garantiza tanto la salud como la productividad del ganado. Desde el Colegio de Veterinarios de Zamora advierte de esta problemática, alertando de las consecuencias que podría afectar al sector primario, el sector que caracteriza a la provincia.
La visión idealizada de la veterinaria no se ajusta a la realidad. La carrera se presenta como "un cuento de hadas, pero lo cierto es que engloba un mundo animal diverso". “Nuestro trabajo no es estar en una clínica como un médico con sus pacientes humanos, pasar consulta y ya está. Va mucho más allá”, señala Elena Laguno, presidenta del Colegio de Veterinarios en Zamora. Sostiene que son pocos los alumnos conscientes de que un veterinario puede trabajar en un matadero o estar disponible las 24 horas si ejerce como veterinario rural. “Y si es de clínica de pequeños animales, también: cuando tienes un caso, te lo llevas a casa, te están llamando continuamente”, afirma Laguno, subrayando el fuerte desgaste profesional y el riesgo de agotamiento emocional.
Laguno explica que los veterinarios rurales se enfrentan a una elevada carga de trabajo, guardias continuas, trabajo en soledad, escasez de recursos y zonas sin cobertura ni infraestructuras básicas. “Faltan compañeros, te llaman de un pueblo, luego de otro, haces muchos kilómetros... Y además está la burocracia. Tienes que introducir datos en menos de 72 horas, por ejemplo, para identificar un animal o registrar una vacuna. También necesitas hacer recetas electrónicas, tener internet, impresora... y muchas veces estás en el coche o en sitios sin cobertura”, sostiene.
Las filosofías y movimientos limitan vocación rural
Ese cóctel de factores choca con las nuevas generaciones. “La juventud vive en una situación cómoda, y enfrentarse a pasar frío, a tantas dificultades, hace que muchos digan: 'Esto no es para mí'", afirma Laguno, a lo que sostiene que las filosofías y los movimientos actuales entran en conflicto con ciertas funciones del veterinario. “El auge del animalismo o el veganismo hace que algunos rechacen prácticas como el trabajo en mataderos. Hay quienes dicen 'yo no como animales ni productos derivados', y eso influye”, añade.
A todo ello se suma la escasa remuneración en comparación con la responsabilidad que conlleva ser veterinario rural. Desde el Colegio de Veterinarios de Zamora lamentan la escasa diferencia salarial entre un veterinario y un auxiliar, lo que también contribuye a la desmotivación entre los jóvenes.
Acercar la realidad a los estudiantes
Por ello, desde las universidades se intenta acercar la realidad a los estudiantes de veterinaria, para que su experiencia evite frustraciones futuras. “Hacer una pre-colegiación, para que cuando estén a punto de terminar la carrera, puedan empezar a integrarse. Darles formación, webinars, facilitar prácticas para que vean que hay mucho trabajo en la clínica de campo. Luchar contra ciertas ideologías no es fácil, pero al menos brindar esa formación y ese contacto con la realidad del campo puede ayudar”, explica Laguno.
También se lamenta la reducción de ayudas públicas. Hace años, el Estado garantizaba la atención veterinaria en el medio rural a través de la figura del “veterinario de partido”, asignado a zonas concretas. Posteriormente, surgieron las Agrupaciones de Defensa Sanitaria (ADS), impulsadas por ganaderos y respaldadas con financiación pública. En Zamora se cuenta con OCEVA, que aglutina veterinarios expertos en vacuno y ovino. No obstante, se requieren muchos más profesionales.
Elena Laguno vislumbra el futuro con incertidumbre. Para dar un mayor impulso a la profesión, apuesta por campañas de sensibilización y por una mejora salarial. Sin embargo, reconoce que no será tarea fácil.
La falta de relevo generacional, la precariedad laboral y el desencuentro entre la formación universitaria y la realidad del campo son tres factores que evidencian el momento complejo por el que atraviesa la veterinaria rural de Zamora, una profesión cuya labor es imprescindible.
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