El Zangarrón emerge entre la lluvia para representar la tradición en Montamarta

 El Zangarrón emerge entre la lluvia para representar la tradición en Montamarta
El Zangarrón emerge entre la lluvia para representar la tradición en Montamarta

Fiel a la tradición a pesar de las adversidades meteorológicas, el Zangarrón de Montamarta se ha echado a la calle como cada día de Reyes para cumplir con la tradición. Vestido con las mantillas multicolores y cubierto con la clásica máscara roja, el mozo Joel García ha encarnado al personaje ancestral que recorre la localidad con una indumentaria idéntica a la que se utilizaba siglos atrás.

En un día desapacible, el quinto escogido para representar la tradición ha perseguido a los mozos con su tridente y ha repartido golpes y longaniza al ritmo de los cencerros que suenan al compás de sus carreras. Los jóvenes del pueblo le han acompañado por la noche y, ya en menor medida, por la mañana, antes de la celebración de la misa en la ermita situada por encima del pueblo.

Allí, antes de los oficios, el Zangarrón ha echado rodilla a tierra para reverenciar el paso de las autoridades y se ha mantenido fuera del templo, cubierto por una manta zamorana, mientras se desarrollaba la ceremonia religiosa. Dentro, los otros tres quintos, Jonathan, Andrea y José, han seguido la Eucaristía junto al resto de los fieles antes de que el propio Joel irrumpiera en la estancia para pinchar los panes con su tridente.

Tras la misa, el Zangarrón ha regresado al pueblo para continuar con las carreras mientras la lluvia y el viento se intensificaban. La nueva reverencia a las autoridades ha puesto fin a la parte más ceremoniosa, aunque no a la actividad del mítico personaje, que ha seguido haciendo sonar el cencerro por Montamarta, como ocurre cada seis de enero - interrupciones aparte - desde que se tiene memoria.

 

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