El recorrido se amplía este año con la salida y llegada a la Catedral y una vuelta inédita por la Rúa
La Semana Santa de 2025 en Zamora tendrá un significado especial para la Real Cofradía del Silencio, que celebra su centenario. Su presidente, Rufo Martínez, afronta la cita con ilusión y con la esperanza de que la lluvia no impida la procesión, como ocurrió el año pasado. En esta entrevista, repasa los cambios en el recorrido, la salud de la cofradía y la importancia de la promoción de la Semana Santa zamorana.
¿Cómo afronta la Semana Santa de 2025 siendo el presidente del Silencio en su centenario?
Con ilusión, porque al fin y al cabo es la Semana Santa del centenario, y con la esperanza de que este año el tiempo nos respete. En 2024 nos quedamos sin salir, como otras muchas cofradías, y ya ha llovido bastante. Es un hito irrepetible que hemos tenido la suerte de vivir los que estamos ahora en la cofradía.
Más allá del programa especial por el centenario, ¿hay novedades en el recorrido o en la estructura de la procesión?
Sí, este año, por indicación del Cabildo de la Catedral, que es el propietario de la imagen, la procesión saldrá y regresará a la Catedral. Es una decisión del Cabildo que nosotros respetamos. Esto ampliará el recorrido en unos 750 metros, lo que alargará la procesión. Será distinto, pero creo que será positivo acabar en la Catedral.
¿Este cambio de recorrido está motivado por la falta del Museo de Semana Santa? ¿Qué expectativas tiene sobre su futura sede?
Las obras públicas en esta provincia siempre van a un ritmo peculiar. Pero si se terminan, el nuevo museo será fantástico. El proyecto es muy bueno, aunque la ubicación no es la que más me gusta. Estará donde estaba el anterior, en el Parque de San Martín, con más espacio y dos plantas. Lo que teníamos antes fue un hito en su día, pero había quedado obsoleto.
¿Cuál es la salud económica y social de la cofradía en su centenario?
Muy buena. Somos 2.850 hermanos y este año han entrado 100, uno por cada año de la cofradía. Hay lista de espera de más de 200 personas y queremos reducirla. No hay conflictos ni enfrentamientos, y económicamente estamos bien. Para el centenario hemos sido prudentes: hemos hecho cosas, pero sin vaciar las arcas. Queremos acabar el año con los mismos recursos con los que lo empezamos.
La Semana Santa se considera el “buque insignia” de Zamora. ¿Cree que se le da la promoción que merece?
La Semana Santa de Zamora es un motor económico, social y cultural, pero quizás nos hemos dormido un poco en la promoción. Fuimos de las primeras declaraciones de Interés Turístico Internacional y ahora hay muchas más. Este año se han retomado iniciativas fuertes, como la campaña en Madrid de la Diputación, que es muy potente. Ese es el camino: promoción y mejora constante.
¿Cómo vive un presidente del Silencio los minutos previos a la procesión?
Lo primero, mirar al cielo y las previsiones meteorológicas. Después, verificar que todo está listo en la Catedral, compartir la comida con los mayordomos y prepararme para recibir a los invitados y autoridades. Luego, el silencio, el chelo, la plegaria… y la introspección. Este año, además, tengo un motivo muy especial: voy a ser abuelo en agosto.
Más allá del juramento, ¿qué momento del recorrido recomendaría este año?
El tramo de la Magdalena y el Tránsito es un punto excelente para ver la procesión. Si alguien quiere algo distinto, Santa Clara o Alfonso IX permiten verla más estirada. Este año la vuelta por la Rúa es novedosa, y el acto final de entrega del Cristo en la Catedral será especial.
¿A quién recomendaría que viniera a ver la Semana Santa de Zamora?
A quien piense que Zamora no existe o que es una ciudad pequeña y sin importancia. Todo el que viene por primera vez se sorprende. Aunque hoy haya redes sociales y más información, nada se compara con vivirlo en persona.
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