Las cornetas ya cruzaban las puertas de San Lázaro en la pasada tarde del Lunes Santo cuando la procesión de la Tercera Caída dejó un momento que hizo reír o al menos sonreír a todos los presentes. Un cachorro apareció de la nada y accedió al seno del templo.
Lejos de asustarse con el ruido de los tambores o el hábito de los hermanos, el perro corrió raudo y veloz hasta que fue descubierto por uno de los mayordomos truncando su deseo de procesionar.
El pequeño animal fue desalojado por uno de los mayordomos que truncó su expedición al corazón de la Semana Santa de Zamora en la tarde de Lunes Santo.
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