La Semana Santa de Zamora es un referente nacional, y dentro de ella, la procesión de la Virgen de la Soledad se ha convertido en uno de los momentos más emotivos. Hablamos con Violeta Martín, directiva de la procesión del Sábado Santo, sobre las novedades de este año, el fervor de los fieles y la promoción de la Semana Santa zamorana.
¿La procesión de la Soledad traerá alguna novedad este 2025?
No, no trae ninguna novedad. Es verdad que el año pasado no pudimos salir por el tiempo, pero estaba previsto el mismo recorrido y de la misma forma que el año anterior. La procesión se empieza a formar en la Plaza Viriato, aunque la salida oficial sigue siendo desde la Plaza Mayor. Las mujeres ya forman desde Viriato, pero el inicio de la procesión como tal sigue en la Plaza Mayor.
¿Cuál es la salud social de la procesión? ¿Cuántas hermanas han entrado este año?
Este año, si no recuerdo mal, han entrado alrededor de 150 hermanas nuevas. En el cómputo total, seremos unas 4.500 o 4.600 hermanas en la procesión del sábado. La devoción a la Virgen de la Soledad no cesa cada año. Es fascinante ver cómo siguen entrando niñas pequeñas, pero también personas de todas las edades, desde recién bautizadas hasta gente mayor. La devoción es algo que se transmite de generación en generación.
Se habla mucho de la promoción de la Semana Santa fuera de Zamora. ¿Crees que es suficiente?
Yo creo que los propios zamoranos ya hacemos una promoción constante, tanto los que estamos aquí como los que están fuera. Además, desde las instituciones también se hace un gran trabajo. Este año ha habido una promoción espectacular en Madrid, creo que organizada por la Diputación y el Ayuntamiento. Me han mandado fotos y vídeos desde allí, y ha sido una campaña chulísima. También en Fitur se promociona mucho. No sé si necesitamos más, pero lo que se hace es muy bueno. La Semana Santa de Zamora ya es muy reconocida a nivel nacional e internacional.
Aunque vuestra sede es San Juan, ¿qué expectativas hay sobre el futuro Museo de Semana Santa?
Sé que las obras están muy activas, aunque hubo un parón inicial. Parece que ahora está enfilado y va a ser algo importante. Es verdad que nos hemos quedado sin un edificio que era un referente, pero el nuevo museo era necesario. Si queremos avanzar, hay que hacer cosas nuevas y mejorar lo que no está bien. Esperemos que en los próximos años podamos verlo terminado y que sea un espacio que acoja nuestra historia y devoción como se merece.
¿Qué momento del recorrido recomendarías a alguien que ve la procesión por primera vez?
Dos momentos son especialmente bonitos. Primero, cuando la Virgen enfila Alfonso IX y llega a la Plaza de Alemania. Es una hora en la que ya está oscureciendo y la imagen adquiere una belleza más austera. Y segundo, cuando la Virgen empieza a bajar por Sn Torcuato. Es una imagen preciosa. La luz, el silencio, la emoción que se vive en ese instante es indescriptible.
En las horas previas a la procesión, ¿qué haces?
Los días previos acompañamos a la Virgen en el turno de vela en la Iglesia de San Juan. Es un momento muy emotivo. Luego, cuando llega la hora de prepararse para procesionar, lo hacemos con todo el mimo y cariño porque es algo que esperamos todo el año. En mi caso, intento encontrar un momento de calma antes de salir, para reflexionar sobre lo que significa este día para nosotras.
¿Qué tiene la Virgen de la Soledad para despertar tanta admiración?
Es un sentimiento que se tiene desde pequeña. En mi caso, una tía a la que quería mucho me inculcó el amor por la Virgen. Es una imagen maravillosa que te acompaña siempre. Todos tenemos problemas en la vida, y yo siempre he encontrado paz a su lado. La devoción es inexplicable, pero también la sienten personas de fuera que la ven por primera vez y quedan enamoradas. La Virgen tiene una fuerza especial que va más allá de las palabras.
¿A quién invitarías a ver la Semana Santa de Zamora?
A todo el mundo. Soy muy pesada con eso. Hay muchas Semanas Santas preciosas en España, pero la de Zamora es muy especial. No solo por las procesiones, sino por el ambiente, la gastronomía y los reencuentros. Es un momento mágico. Invito a todos los que no la han vivido a que vengan al menos una vez, porque seguro que repiten. Es una experiencia única que toca el corazón.
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