Restaban poco menos de treinta minutos para que comenzase la charla y el Palacio de La Alhóndiga ya estaba prácticamente lleno. Los amantes del toreo mostraban su avidez por conocer y escuchar a una de las figuras más importantes de este arte, un Juan José Padilla que llegaba a su hotel, el AC Zamora, a las siete menos cuarto de la tarde.
El apodo de ‘ciclón de Jerez’ no le pega fuera de la arena. Más que ciclón, Padilla se muestra como una persona metódica y parsimoniosa. Casi todos los toreros lo son. Solo quedan veinticinco minutos para que comience el multitudinario acto y antes debe atender a zamora24horas. Lejos de dar la sensación de estar apresurado, el diestro hace talante de su calma. Esa calma del hombre que se enfrenta a la muerte en cada corrida y que salvó la vida en Zaragoza tras una cogida escalofriante.
Sale del ascensor con paso firme. Su gesto adusto y su percha espigada permiten que el traje y el chaleco de color verde parduzco asienten sin que ninguna costura quede colgando. La camisa, casi verde y casi blanca, no luce ni una sola arruga. Se cuida hasta el último detalle. Corbata con nudo sencillo, pañuelo a juego que se acerca a la solapa, gemelos granates en forma de cilindro y zapatos perfectamente abrillantados. En sus muñecas, un imponente reloj que apenas mira pese a lo ajustado del tiempo, y un puñado de pulseras. Elegancia, pulcritud y serenidad.
Hasta ahora podría ser la descripción de cualquier torero, pero Padilla posee un complemento único. Un complemento que resalta que este arte es una profesión de riesgo. Debajo de un pelo perfectamente atusado y una raya bien definida, aparece un cordón negro que finaliza en forma de parche en su ojo izquierdo. Una grave cogida en Zaragoza le dejó esa secuela. Una secuela que, lejos de apartarle de su profesión y de su pasión, le ayudó a seguir adelante. El ‘ciclón de Jérez’ a partir de ese momento comenzó a ser también ‘el pirata’. Un pirata que ayer embaucaba con su historia taurina, pero también con su historia vital, a los zamoranos.
Unos zamoranos a los que tiene muy presentes gracias a la figura de Andrés Vázquez: “Cuando oigo Zamora lo primero que se me viene a la cabeza es el maestro Andrés Vázquez, porque para mí ha sido un referente en el mundo del toro. Le tengo un gran respeto, un gran cariño y me une una buena relación de amistad con él”, explica Padilla mientras deja su móvil, cargado de alertas, encima de la mesa.
Sentado en un sofá de uno de los salones del Hotel AC Zamora, el matador hace gala de su prodigiosa memoria para recordar las diferentes tardes que ha pasado en la capital del Duero: “He tenido la oportunidad de torear en Zamora y en su provincia, tanto corridas de toros como festivales benéficos y he disfrutado mucho. Recuerdo en un festival un toro de Alipio Pérez Tabernero en el que estuve muy bien, a un nivel muy bonito y muy buen con el toro. Y luego en corridas de toros recuerdo una tarde muy bonita con Castella, y otra en 2011 en la que salí a hombros en las ferias de San Pedro. Y de las tardes que he toreado recuerdo una afición muy respetuosa, cariñosa y entregada. Y por eso los deseos son los de volver a esta tierra y de nuevo reencontrarme con esta afición”.
No habla de forma atropellada. El minutero del reloj acelera, el momento de la charla se acerca, los responsables del Foro Taurino de Zamora comienzan a partir hacia el Palacio de La Alhóndiga pero Padilla no se inmuta. Mide cada palabra, reflexiona en cada pausa y busca siempre la frase más acertada. El diestro sigue hablando de Zamora y ensalza la labor del nuevo empresario de la Plaza de Toros: “Me consta que el cambio de empresario ha sido para bien. El cambio de gestión ha sido acertado, con todo mi respeto a todos los que han llevado la plaza con anterioridad. Pero no cabe duda que ha habido un cambio notorio en cuanto a la dedicación y en cuanto al planteamiento de la cartelería la pasada feria. Ha sido de las ferias más importantes de los últimos años de Zamora; e incluso con un nivel muy importante con respecto a otras ferias de España. Carlos Zúñiga y su equipo han demostrado una profesionalidad y un cariño y respeto tremendo por la afición de Zamora. Hay que aplaudirles”, alaba Padilla a quien sabe que está peleando para que la fiesta siga adelante.
Tras esas referencias a Zamora y al desarrollo del toreo en nuestra provincia llega el momento de hablar de temas más generales. Padilla no esquiva ninguna pregunta. Mira de frente cada cuestión, igual que mira de frente a cada astado para seguir sumando tardes de gloria. Los gustos de la afición, la crisis que atraviesa el sector, los ataques de los ‘antis’ y su famosa cogida en Zaragoza. El andaluz responde desde dentro, desde el corazón, pero también desde la cabeza. Esa que, también gracias a su familia, no le ha fallado en los momentos más comprometidos de su vida.
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