A 'El Pastor' no se la dan con queso
LaSexta estrenaba este jueves la cuarta temporada de ‘El jefe infiltrado’ con el programa grabado en Quesos El Pastor de la Polvorosa, fábrica quesera ubicada en la localidad zamorana de Santa Cristina de la Polvorosa. Marco Rodríguez, gerente y propietario de la veterana firma, se sometió a un cambio de imagen para pasar desapercibido entre sus empleados y conocer la trastienda de su negocio. El capítulo incluyó diferentes localizaciones también por Benavente y Pozuelo de Tábara.
Dice un refrán que la edad solo es importante si eres un vino… o un queso. En 2017, Quesos El Pastor de La Polvorosa cumple medio siglo. Sin embargo, pese a su veteranía y trayectoria, el actual director de la empresa zamorana quería descubrir si su empresa era una “maquinaria perfecta” o aun había “algunos mecanismos que mejorar”.
Por ello, Rodríguez decidió colarse entre sus empleados y trabajar codo a codo con ellos bajo la coartada de estar grabando el documental ‘Del campo a tu mesa’ de empresas agroalimentarias del medio rural. Un peluquín, un tinte y unas gafas de pasta de color rojo bastaron para que el jefe, bajo la falsa identidad de Luis Gómez, pasara desapercibido entre sus trabajadores .
Día 1: etiquetado. En la primera jornada, ‘Luis’ conoció al equipo de etiquetado y empaquetación, donde descubrió a una joven cualificada, Teresa, técnica de laboratorio. Además, el jefe pulsó el tenso clima de trabajo entre las trabajadoras.
Día 2: producción. En el segundo día, el maestro quesero Nino guardó silencio y no desveló la fórmula del queso tal y como había jurado cuando comenzó a trabajar en la empresa. Pese a su amor y dedicación por el trabajo, Nino confesó que no le gustaba el queso: “en casa del quesero, bocadillo de jamón”, manifestaba de una forma simpática.
Día 3: ordeño. El gerente se desplazó hasta Pozuelo de Tábara para visitar la explotación ganadera que le suministra leche a la fábrica. Allí conoció a Manuel, el “cabrero nini” de 19 años que está al frente de la granja de cabras, de quien percibió cierto “desinterés” por su trabajo.
Día 4: sala blanca. El jefe se adentró en esta sala para conocer el protocolo de higiene así como las medidas de calidad de la mano de Conchi, muy efectiva en su trabajo pero algo “rebelde” en ciertas medidas.
Pese a todo, cuando Marco Rodríguez recobró la identidad y, pese a alguna que otra reprimenda, todos los trabajadores fueron premiados por su compromiso con la empresa con incentivos de hasta 5.000 euros o incluso con un viaje al parque temático Legoland de Dinamarca. "He aprendido muchísimo y a veces nos olvidamos de sentimientos y opiniones que hay que tener en cuenta", explicaba al término del programa el gerente, quien destacaba la "nobleza" y "sencillez" de sus trabajadores que siguen haciendo posible este negocio 'redondo'.
También te puede interesar
Lo último