La cantante asturiana, de 23 años, aprovechó al máximo esa cercanía con el público que sólo consigue quien compone sus propias melodías. Su condición de cantautora, la lozanía de su juventud y la calidez de su voz llenaron la sala desde el primer momento, sin que los asistentes pudieran apenas respirar.
En cada canción, Rojo se detenía unos instantes para contar ese episodio de su vida y dar pistas sobre el significado real de cada pentagrama, consiguiendo un nivel de relajación tal en el auditorio que seguía cantando mientras todavía se escuchaban risas por la última anécdota. “Las mujeres nos hemos sentido muy identificadas con esos momentos que explicaba sobre la adolescencia, esas pinceladas sobre lo que se siente cuando ves que pasan los años”, explicó a Zamora24horas, Amelia González, responsable del departamento de Publicidad de Cope Zamora. “Su voz no puede cansar. Canta de un modo maravilloso, incita al público a formar parte del concierto de verdad”, añadió.
“Los chicos son como zapatos de tacón: Cuanto más altos y bonitos, más daño te hacen. Sé que me va a hacer daño desde el primer día y piensas: Ya se adaptará a mí. Así que es mejor la vida descalza para poder buscar ese zapato de tacón perfecto”, dijo Paula Rojo en una de sus intervenciones, desatando una mezcla entre carcajadas y ojos entornados ante un argumento inapelable.
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