Quico Taronjí continúa su hazaña atravesando Zamora en paddle surf
El aventurero y periodista cántabro lograba completar su etapa por la provincia zamorana en los últimos días y prosigue su descenso del río Duero hasta Oporto. En total, recorrerá casi 1.000 kilómetros hasta la desembocadura del río en Oporto tan solo acompañado de su tabla ‘Zapper’.
Ser el primero en descender el Duero en solitario y en paddle surf. Ese es el reto de Quico Taronjí, periodista, presentador de televisión y capitán de yate español que el pasado mes de febrero se embarcaba en esta desafiante aventura desde Duruelo de la Sierra.
Tan solo con su tabla y su ligero equipaje, Taronjí concluía esta semana la etapa de 35 kilómetros entre Toro y Villaralbo acompañado de Rober, un bombero de Toro, quien le proporcionó “buen rollo, tortilla, chorizo, chocolate y… torrijas de su madre ¡buenísimas!”, según refleja agradecido el aventurero en su blog.
“Días de Duero. Cómo me molan. Pueblos, con sus iglesias románicas reflejándose sobre las aguas, como Narcisos añejos de piedra; patos, ánades, garzas blancas, cigüeñas, jabalíes, corzos huidizos; presas que te obligan a pensar el paso para Zapper (hoy una más, y mañana otra), azudes, saltos de agua; molinos, fábricas de harina, centrales eléctricas, embarcaderos… el río lleva escrita en sus aguas las historias de las personas; el río es rico en recuerdos, en anécdotas, en días de cole; sabe de batallas, de legados, de testamentos de reyes, de leyendas y de afluentes por la izquierda y por la derecha […] Diablos, navegar el Duero es como hacerse un poco más sabio”, reflexiona.
Pese a las “heridas, leñazos y quemaduras”, el periodista asegura sentirse “más digno al final de cada asalto”. De hecho, antes de abandonar la provincia zamorana, Taronjí se “encañonaba”, a su juicio, en “uno de los lugares más espectaculares de España”: los Arribes del Duero.
“Entrar por este pasillo de peñascos amenazantes en una pequeña tabla de paddle surf provoca una sensación de íntima fragilidad, de absoluta exposición”, relata. “En este lugar todo es relativo, incómodo y hermoso. Esta vez hemos navegado 55 km., 20 de ellos encajonados sin escapatoria posible. Hemos visto atardecer, y a las cumbres anaranjarse; hemos observado a las rapaces sobrevolarnos antes de abandonarse en sus cuevas. Zapper y yo encontramos la nuestra sobre unas lajas de piedra, junto al río palpitante. Allí hemos dormido. Solos. Muy solos. Envueltos en la oscuridad dulcificada por la luna. Con el fuego -nuestro hogar-, y el cuchillo cerca... Hemos escuchado los murmullos del monte sobre las cabezas; hemos observado las estrellas rutilantes; hemos cenado cecina y frutos secos, bebiendo agua de una torrentera. Hemos cantado a voz en grito ‘Soldier Of Fortune’ de Deep Purple, una de nuestras canciones favoritas, escuchándola rebotar en los precipicios. Hemos sido salvajes y felices. Después, el crepitar de las brasas y los pensamientos maravillosos nos han inducido al sueño en este sitio que bien podría ser de otro mundo”, concluye.
Asimismo, en su anterior publicación, el protagonista se hacía eco de la triste actualidad de los últimos meses. “Rober me ha dicho que sigue muriendo mucha gente ahogada en el Duero, y que él y sus compañeros han sacado muchos cuerpos de sus aguas (¿por qué la gente se ahoga en los ríos? No logro entenderlo, sinceramente, ¿qué se hace mal? Los ríos no son para morirse, leñe, son para disfrutarlos y hacerse heridas y tendinitis, nada más. Me entristece pensar que se acaben los días de algunos allí donde yo crezco y disfruto como un niño. No es justo. Más bien, no es razonable”, finaliza.
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