Abejera, del terror de un desalojo caótico a la desolación: "Tres años después, volvemos a vivir lo mismo”
El fuego sorprendió a Abejera en cuestión de minutos, obligando a sus vecinos a abandonar sus casas sin tiempo para recoger nada. Entre el caos, varios heridos y viviendas calcinadas vuelven a poner en evidencia la falta de medios en la lucha contra los incendios en Zamora.
La localidad zamorana de Abejera vivió una de sus jornadas más dramáticas en años. Los vecinos tuvieron que abandonar sus casas en cuestión de minutos, en medio de un ambiente caótico y sin apenas tiempo para recoger pertenencias. Entre ellos se encontraba Maitane, una joven que pasaba el verano en el pueblo y que pudo refugiarse junto a su familia en Zamora capital.
Otros residentes no contaban con esa posibilidad y fueron trasladados a pabellones habilitados en Alcañices o al municipio de Tábara, donde el vecindario “se volcó de manera espectacular” para acoger a los desplazados.
Según relataron testigos, las primeras horas estuvieron marcadas por el miedo. “Ayer era el miedo, hoy ya es más tranquilidad, pero el susto está en el cuerpo”, describió Maitane. La información sobre los heridos llega con cuentagotas, sin confirmaciones oficiales claras. Algunos jóvenes permanecieron en Abejera intentando apagar las llamas con ramas y maquinaria improvisada, como excavadoras de la cantera local, que se utilizaron para crear cortafuegos.
Las primeras noticias sobre viviendas quemadas apuntan a que se trataría de casas antiguas, aunque para los afectados “no deja de ser la casa de alguien”. El incidente más grave tuvo lugar cuando un grupo de evacuados, siguiendo las indicaciones de dirigirse hacia Río Frío, se encontró con el fuego de frente. Tuvieron que abandonar su vehículo, que quedó calcinado, y sufrieron quemaduras de diversa consideración.
La evacuación, descrita como “un caos total”, se produjo mientras algunos vecinos intentaban mantener la normalidad. Maitane contó que estaba en la piscina con los niños cuando la Guardia Civil anunció por megafonía la orden de evacuar. Las familias debían elegir entre marchar hacia Tábara o Río Frío. El viento, que en ese momento soplaba hacia Ferreruela, cambió bruscamente de dirección y empujó el fuego hacia el núcleo urbano.
Vecinos denuncian que no se actuó con la rapidez ni los medios necesarios. La noche anterior, la zona incendiada había quedado aparentemente sofocada, pero no se realizaron labores de refresco suficientes. El fuerte viento reavivó las llamas y, en cuestión de minutos, “teníamos el humo encima y detrás del humo vino el fuego”.
En la huida, el humo denso y las llamas rodearon a los vehículos, dificultando la visibilidad y generando una situación de alto riesgo. “Tres años después, volvemos a vivir lo mismo”, lamentan los vecinos, que consideran que no se han aprendido las lecciones de anteriores tragedias.
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