Las nubes altas que llegan desde el Atlántico y de las que hablábamos en el pronóstico de estos últimos días, más las elevadas temperaturas y el viento del oeste que se levantó a lo largo de la tarde, crearon el cóctel perfecto para la formación de la violenta tormenta que sufrió Zamora.
En esta ocasión vino acompañada de abundante aparato eléctrico pero no de granizo, que habría dañado más aun la ya maltrecha cosecha de esta temporada.
Algo parecido ya sucedió el domingo pasado, cuando cayeron casi 15 litros en algunos puntos de la provincia. Datos solo comparables, en lo que llevamos de primavera, a los producidos por tormentas del mismo género en puntos de la comunidad mucho más elevados y por tanto más propicios, como zonas de León o Palencia en la Cordillera Cantábrica, puntos de Soria o Burgos pertenecientes al sistema Ibérico o en Ávila en el Sistema Central.
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