Bajo el lema “Conectar, comunicar, cuidado”, este año 2016, se pretende hacer hincapié en que es en gran medida prevenible y que todos podemos contribuir a reducir el número de casos. El fomento de las conexiones con aquellos que han perdido a un ser querido por suicidio o han sido suicidas, es crucial para impulsar los esfuerzos de prevención del suicidio. La comunicación abierta es vital si queremos combatir el suicidio. En muchas comunidades, el suicidio está envuelto en el silencio o habla sólo en voz baja. Por encima de todo, tenemos que garantizar que estamos cuidando de nosotros mismos. Esto implica establecer vínculos entre las personas en situación de riesgo, los sobrevivientes, los prestadores de servicios, asociaciones y los profesionales de medios de comunicación, para construir de forma conjunta estrategias de información, detección y atención, relacionadas con la prevención del suicidio.
Más de 800.000 personas mueren cada año por suicidio, y es la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años de edad. Hay indicios de que, por cada adulto que se suicidó, posiblemente más de otros 20 intentaron suicidarse. Los suicidios se pueden prevenir. Para que las respuestas nacionales sean eficaces, se necesita una estrategia integral multisectorial de prevención.
El suicidio figura entre las 20 causas de defunción más importantes a todas las edades a nivel mundial. Es un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales. En la actualidad según las tasas, los jóvenes son el grupo de mayor riesgo, en un tercio de los países.
La prevención del suicidio es cosa de todos. Todos podemos y debemos colaborar en esta tarea. Según la OMS, las estrategias más eficaces para prevenir el suicidio son:
-Restricción del acceso a sustancias tóxicas y armas de fuego,
-Identificación temprana y tratamiento de las personas que sufren trastornos mentales como la depresión y que consumen alcohol y sustancias tóxicas,
-Mejora del acceso a los servicios de salud y la asistencia social y
-Cobertura responsable de las noticias sobre suicidios en los medios de comunicación, evitando el sensacionalismo.
-Evitar la estigmatización de quienes buscan ayuda por comportamientos suicidas o por problemas de Salud Mental y apoyar a quienes han perdido a sus seres queridos que se han suicidado
La prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores distintos del de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de la salud como de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP), recomiendan por su importancia, realizar una terapia adecuada, aplicar medidas de seguimiento para quienes han cometido otros intentos, e implicar a los medios de comunicación para que la información que trasmitan esté enfocada a la sensibilización de la población y la prevención del suicidio.
Los profesionales de la salud son el referente principal a la hora de tratar a quienes piensan en el suicidio, pero los familiares, amigos, vecinos y conocidos, compañeros de trabajo y la sociedad en general son también piezas clave para la detección precoz y dar apoyo a quien lo padece, para frenar la actuación suicida y procurar esperanza y aliento en los momentos más difíciles.
Por ello, cuando surgen o se manifiestan pensamientos suicidas o sabe de alguien que lo necesita, adopte medidas de seguridad, retire cualquier medio disponible para el suicidio (armas, cuerdas, cinturones, medicinas…), no deje sola a la persona y busque ayuda en los Centros de Atención Primaria, los Servicios de Urgencias Hospitalarias o el Centro de emergencias 112. Tenga en cuenta que:
-Nadie está solo: Es importante compartir con un amigo, familiar o terapeuta las inquietudes, ya que es aconsejable no mantener en secreto los pensamientos sobre el suicidio. Permanezca acompañado hasta que los pensamientos sobre el suicidio disminuyan.
-Los pensamientos suicidas normalmente están asociados con problemas que pueden resolverse. Si no se le ocurre ninguna solución, no significa que no haya soluciones, sino que ahora no es capaz de verlas.
-Las crisis de suicidio suelen ser pasajeras. Aunque ahora usted sienta o perciba en su familiar/amigo que su abatimiento no va a terminar, es importante reconocer que las crisis no son permanentes.
- Muchas personas que alguna vez han pensado en suicidarse, en realidad no querían morir sino acabar con el sufrimiento. Por eso están contentas de no haberlo hecho una vez que el sufrimiento ha pasado.
-Los problemas rara vez son tan graves como parecen a primera vista. Las cosas que ahora parecen insuperables, con el tiempo, serán seguramente menos graves y más controlables.
-Las razones para vivir ayudan a superar momentos difíciles. Piense o facilite que su familiar/amigo repare en las cosas que le han sostenido en los momentos difíciles: familia, aficiones, proyectos de futuro.
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