El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha presidido este mediodía el acto de homenaje a Ángel Jesús Mota Iglesias, José Ramón Domínguez Burillo y Francisco Gómez Elósegui, los tres funcionarios del Centro Penitenciario de Martutene que fueron asesinados por la banda terrorista ETA en la década de los noventa. Durante este acto, que se ha celebrado en la cárcel de San Sebastián, Fernández Díaz ha estado acompañado por el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste; el delegado de Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo; la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Mari Mar Blanco, y la directora general de Apoyo a Víctimas del Terrorismo, Sonia Ramos.
Antes de comenzar el acto, el ministro del Interior ha saludado uno por uno a todos los familiares de los tres funcionarios de prisiones asesinados por la organización terrorista y, a continuación, los asistentes han guardado un minuto de silencio en recuerdo de las tres víctimas de ETA. Durante el acto han intervenido tres hermanos de las víctimas y se ha descubierto una placa conmemorativa en recuerdo de Mota Iglesias, Domínguez Burillo y Gómez Elosegui.
Durante su intervención, el ministro del Interior ha señalado que con este “sencillo pero cálido homenaje” pretendemos que “España honre y recuerde el sacrificio y el ejemplo de quienes perdieron su vida pero pasaron a formar parte de lo mejor de nuestra ya larga historia como nación”, “los defensores de nuestra libertad y nuestros derechos”, ha subrayado.
Fernández Díaz ha recordado a los asistentes que “hoy es el día en que ETA ha sido derrotada” y ha señalado que si la organización terrorista “nada ha conseguido es porque la Ley se ha impuesto a la sinrazón y porque el Estado de Derecho nunca se doblegó y funcionó hasta conseguir su derrota policial, esperando ahora su incondicional disolución”. Asimismo, el ministro del Interior ha destacado que “la consecuencia de tantos años de terrorismo ha sido lo que hoy vemos aquí; familias rotas, proyectos de vida cortados e hijos que no pudieron celebrar más cumpleaños con los suyos”.
En este sentido, Fernández Díaz ha subrayado que “el deber de los ciudadanos, y especialmente de quienes tenemos responsabilidades en los gobiernos y administraciones, perpetuar el recuerdo de todos aquellos que nos fueron injustamente arrebatados, a la vez que impedir que algo así nunca se pueda repetir en ninguna parte”.
“Este es el motivo –ha agregado- de la próxima puesta en funcionamiento del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo ubicado en Vitoria-Gasteiz, que debe partir de un relato histórico real de tantos años de terrorismo, de sus víctimas, pero también recordando quienes fueron sus victimarios. No habrá una memoria justa si no hay una total deslegitimación del terrorismo y todas sus complicidades”.
Ángel Jesús Mota Iglesias perdió la vida a manos de la banda terrorista a los 31 años de edad. Dejó viuda y dos hijos (un niño de 5 meses y una niña de año y medio). Natural de Zamora e hijo de funcionario prisiones, su familia se instaló en San Sebastián cuando Mota Iglesias tenía tan sólo 2 años.
Ingresó en 1979 en el Cuerpo de Ayudantes de Prisiones. Once años después, el 13 de marzo de 1990, ETA acabaría con su vida de varios disparos en la cabeza. Padre entregado, era muy aficionado a la fotografía y a la montaña. En el momento del cobarde atentado cursaba estudios de Criminología. A título póstumo el Instituto Vasco de Criminología le concedió el tan anhelado por él título de diplomado en esta ciencia.
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