Sin fútbol, sin ideas, sin gol y sin amor propio

El Zamora CF perdía este domingo ante la Arandina en un nuevo partido decepcionante de los rojiblancos. Después de una primera parte correcta, con tres ocasiones claras de Carlos Ramos, Charly y Javi Rodríguez, aunque con poco fútbol, llegó una segunda parte en la que los zamoranos se mostraron inoperantes, sin juego, sin ideas y con la sensación de tener los brazos caídos en todo momento. El solitario gol de Adeva en el minuto 64 cerró el partido, ya que el Zamora no tuvo ni una sola ocasión desde ese momento.

 Yon zamora arandina
Yon zamora arandina

Quedan once jornadas para el final de la temporada pero desde el vestuario del Zamora ya se dice abiertamente que el objetivo es empezar a poner las bases de la próxima campaña. Así al menos lo reconocía Carlos Tornadijo este domingo en la rueda de prensa posterior al choque ante la Arandina. El problema es que por las sensaciones desprendidas durante el duelo, ese pensamiento ya se vino masticando en el vestuario durante la semana. De otra forma no se puede explicar el partido que ofreció el Zamora este domingo a su hinchada tras la decepción en Salamanca.

Bien es cierto que la Arandina anotó su gol en uno de sus escasos disparos a portería, pero eso no es óbice para analizar a un Zamora al que no solo le faltó gol, como lamentó su técnico en sala de prensa, sino muchas más cosas durante noventa minutos.

Para empezar, el Zamora no tuvo fútbol. Tan solo se vieron atisbos de ello durante quince minutos de la primera mitad, en donde el equipo se aproximó a lo que probablemente buscaba Tornadijo en su llegada. Quince minutos entre el 25 y el 40 de la primera parte en donde se generaron las dos ocasiones más claras de gol del Zamora: un remate de Charly de cabeza en boca de gol y un disparo de Carlos Ramos a quemarropa tras asistencia de Silveira. En ambas acciones apareció Carmona, providencial, para evitar el gol. Salvo eso, ni una ocasión más del Zamora en el resto del encuentro con peligro real. En esas dos ocasiones, sí falto gol.

Pero salvo en esos quince minutos ya mencionados, en el resto del partido faltó fútbol. El equipo no mostró una identidad marcada sobre el campo. Esta vez, el baile de nombres en el once dejó a Diego Ortiz y a Simón en el banquillo, además de la ausencia obligada de Dani, por acumulación de amarillas. Nuevo equipo y mismas carencias. Solo Sopale tuvo algo de movilidad en la primera parte. Además, Fer, recién salido de lesión, volvió a ofrecer al equipo equilibrio y seguridad en la recuperación. Escasos retazos a salvar de un equipo que en la segunda parte fue a peor.

Parecía imposible, pero desgraciadamente fue así. En la segunda parte siguió habiendo falta de fútbol, con mayores carencias si cabe. Ahí se añadió la falta de ideas, ya que el Zamora fue incapaz de reaccionar a los malos minutos anteriores al gol de Adeva y a la casi media hora que restaba a partir de ahí. En este caso no hubo falta de gol, ya que el Zamora no llegó a inquietar a Carmona en prácticamente ningún instante.

Y en el tramo final llegó lo que más desquició al hincha de a pie que sigue sufriendo con el Zamora pese a todo, y fue la falta de amor propio. Jugadores con la mirada al suelo, brazos caídos, desesperación, gestos de reproche entre compañeros y una situación decepcionante que solo el pitido final logró frenar. Los hinchas ya no tenían moral ni para silbar. Al igual que el equipo ya no tiene moral para pelear por objetivos reales esta temporada. Once jornadas que se harán muy largas y en las que el Zamora ya piensa utilizar para preparar la próxima temporada.

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