Zamora conmemoraba el Sábado de Pasión acompañando al Cristo de Jesús de Luz y Vida hacia el camposanto. El cementerio San Atilano acogía a los tres centenares de hermanos que este año se colocaron el atuendo procesional, cogieron el farol y se colgaron el medallón al cuello.
Esta vez no hubo acto en el atrio de la Catedral, la fila se formó en dirección a la puerta del Obispo, donde como cada año se concentraron varios zamoranos para ver uno de los momentos más comprometidos del desfile con el paso por un arco escaso de tamaño. Tras salvarlo con soltura, la procesión descendió por las Peñas de Santa Marta para cruzar el Puente de Piedra y encaminarse al camposanto.
Allí se realizaba la ofrenda de una corona que fue transportada por los hermanos y una oración por los fallecidos en la que actuó el Cuarteto Musical “Jesús, Luz y Vida”, y el Coro de la Hermandad, que interpretó el “De Profundis”. Tras el momento de recogimiento pleno, la procesión enfiló el retorno al templo de salida. En la mente, todos los que cruzaron la puerta de la vida eterna durante el último año.
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